Acaba de salir a la venta un texto imprescindible para todos los fans de Frank Zappa, que nos habla de un momento clave en la cultura popular del siglo XX: la pérdida de la inocencia del rock.
El libro ofrece una extensa recopilación de memorias íntimas de su vida, su familia y su banda relatadas por Pauline Butcher, quien fue secretaria y amiga del genio norteamericano. «Alucina, mi vida con Frank Zappa» (ed. Malpaso) es un retrato inteligente del final de una época en la que parecía posible cambiar la sociedad.
«En 1968, Frank Zappa me animó a narrar mis andanzas con él en la cabaña de Laurel Canyon […]. Aunque lo intenté en varias ocasiones, no fue hasta hace poco cuando descubrí que mi madre guardaba en una caja de zapatos las veinte cartas que había escrito a mi familia cuarenta años antes. Así me decidí por fin a acometer la redacción de este libro». Pauline Butcher
Londres. Corre el año 1967. A Pauline apenas le alcanza para vivir en la mágica e irresistible metrópolis contracultural de los sesenta. Tiene 21 años y trabaja para una agencia de secretarias en el corazón de la ciudad. Pero un inesperado encuentro cambiará su vida para siempre: una tarde recibe la llamada de un tipo, un tal Frank Zappa, que solicita con urgencia los servicios de una mecanógrafa: tiene que transcribir las letras de las canciones del álbum «Absolutely Free». A tan feliz e improbable encargo, no exento de cierto flirteo y extrañas confidencias, sigue una invitación de lo más desconcertante: pasar a formar parte de su círculo de confianza en Los Angeles. A petición de Zappa, Pauline se traslada con él, su familia y su banda, The Mothers of Invention, a una cabaña en las colinas de Hollywood. Pasmada, sin dar crédito a cuanto sucede a su alrededor, nuestra intrépida mecanógrafa pasa a convertirse en espectadora de los encuentros del genio con Mick Jagger, Marianne Faithfull, George Harrison, Eric Clapton o Captain Beefheart, y asiste religiosamente a los extáticos ensayos del grupo por los que desfilan toda suerte de freaks, artistas, tunantes, drogotas y enternecedores soñadores…
