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Entrevista con Kevin Parker de TAME IMPALA, y dossier escena AUSSIECHEDELIC

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parker-e1430401054177El número de verano de la revista Ruta 66 llevó en portada una entrevista que le hicimos a Kevin Parker, y que al parecer gustó bastante. Así que aquí os la reproducimos por si os la perdisteis y necesitáis explicaciones para «Currents». Ah, y también incluimos un dossier Aussyphedelic al final, elaborado con algunas recomendaciones de Parker.

Todavía recuerdo las caras de asombro de unos amigos muy duchos en psicodelia cuando les puse «It’s not meant to be» (el primer corte de «Innerspeaker»), hace ya casi un lustro durante un mañaneo en el camping de Mendizabala. Me pidieron que no quitase el disco, que lo dejase entero, y a la altura de «Expectation» ya estaban arrodillados murmurando «qué puto genio» con ojiplática excitación. Aquello era como toparse con un oasis cuando ya dabas por perdida tu travesía en el desierto, pero en ese momento alguien comentó que su sonoridad conquistaría no sólo a los amantes del rock ácido, sino también a ese sector de la generación rave que por entonces intentaba revivir sus viejos pasotes mojando el dedo en conciertos de MGMT. Cuánta razón tenía.

Desde entonces el tsunami neo-psych ha recorrido Australia y el resto del mundo, con docenas, cientos de bandas sumándose a la actualización de aquellos sonidos alucinados que casi todo lo invadieron entre 1966 y 1970. Los propios Tame Impala continuaron por ese camino en «Lonerism», otro grandísimo disco que sin embargo ya mostraba una tendencia menos orgánica, con muchos más efectos, sintes y samples. Parker, cerebro y madre nutricia de la banda, se estaba cansando de las guitarras. «Ya ha experimentado todo lo que ha podido con ellas», dijo en su momento uno de sus compañeros. Y no mentía.

Un altísimo porcentaje del minutaje de «Currents» (en castellano «Corrientes»), su tercer trabajo, carece de guitarras. Igual que en casi todos los discos de la corriente principal (en inglés «mainstream»). Perdonen la broma, pero conviene estar bajo aviso antes de darle al play, para así relajarse y no buscar donde no hay. Esto sin duda romperá corazoncitos ruteros así que se lo comento al propio Kevin, al que ya entrevisté cuando vino a tocar a la Riviera de Madrid. Se acuerda de aquella charla, me pregunta qué tal me ha ido desde entonces, y su tono de voz me dice que sigue siendo el mismo. Pura humildad. Escuchémosle.

Si tuviera que describir «Currents» en dos palabras, diría dulce y sexy.

¡Oh, gracias tío!

¿Es lo que buscabas, más que una experiencia psicodélica intensa o un feeling conducido por guitarras?

Sí, absolutamente. Era una idea que llevaba bastante tiempo rondando mi cabeza, pero no ha sido hasta ahora cuando esa idea se ha hecho clara y transparente para mí. Yo siempre he sido muy abierto en cuanto a mis gustos, y ese tipo de música, más pop, incluso al estilo del R&B contemporáneo, siempre me ha gustado pero jamás me había atrevido a intentar hacerla yo mismo. Sinceramente, creía que no era capaz, que no tenía la habilidad para hacer algo con ella de lo que estuviera orgulloso. En «Lonerism», por ejemplo, amagué con introducir más elementos de este tipo, pero finalmente me eché atrás porque no me estaban convenciendo nada. Me sonaba demasiado cursi, si sabes a lo que me refiero. Pero en esta ocasión sentía que había encontrado las herramientas mentales y técnicas necesarias para llegar donde quería. En ese sentido, creo que en «Lonerism» quizá sí tenía claras las técnicas, pero definitivamente me faltaba madurar las mentales.

Hay un punto de inflexión clarísimo en términos de composición, pero también a nivel de producción, ¿cierto?

Ya lo creo, espero que esto no suene presuntuoso… pero siento que he mejorado muchísimo en el sentido de crear sonidos nuevos. Al menos, así lo son para mí. He exprimido al máximo mi imaginación para moldear la producción de este disco de forma completamente distinta, abrazando nuevos métodos con cariño, no con miedo, como me ocurrió anteriormente al intentarlo. Creo que el resultado es un disco muy variado, el más variado y colorido que he hecho hasta ahora, en el que no hay dos canciones parecidas.tame-impala-1

Las mezclas debieron ser un proceso arduo.

Muchísimo. Mezclar estas canciones ha sido uno de los mayores desafíos de mi vida. Es la parte en la que más loco te vuelves, y teniendo en cuenta los cambios que he introducido en el sonido, «Currents» ha sido una puta locura en ese sentido. ¡Sobre todo porque esta vez no estaba allí como testigo! Los dos anteriores los mezcló Dave Fridmann, pero esta vez decidí que confiaría en mí mismo para hacerlo solo. En general, este disco ha ido mucho de tener fe en mí mismo (risas).

¿El orden del tracklist también fue una locura?

Pues no. Porque eso estaba más o menos claro antes de grabar los temas. Ahí es donde entra una de mis máximas ambiciones con este álbum, que era dar un paso más en cuanto a la construcción de una historia, de un concepto si quieres llamarlo así. «Currents» cuenta una historia con principio y fin, describe los sentimientos que embargan a una persona a lo largo de un proceso vital, muy relacionado con el amor y las relaciones de pareja, y cada tema trata de reflejar uno de esos sentimientos. Por eso, cada vez que terminaba de componer una canción, su posición lógica en el tracklist era bastante evidente.

De nuevo has estado al frente de todo en el estudio, instrumentos y producción. ¿Seguirás siempre este modus operandi, o quizá esperes a que llegue tu productor ideal?

No creo, seguramente volveré a hacerlo yo mismo, al menos con el siguiente disco. Cuando termino una grabación, estoy tan cansado que a veces pienso en esto que comentas, pero cuando desconecto durante meses de mi estudio casero, al regresar siento la excitación de la primera vez, las ganas de empezar a trastear, de ver adonde me llevan mis experimentos sin que nadie me ponga cortapisa alguna. Además, sería muy difícil explicarle a alguien la música que tengo en la cabeza.

Has estado muy metido en el hip-hop últimamente. ¿Qué artistas te han dejado huella?

Bueno, no es estrictamente hip-hop, pero cuando descubrí la canción «Miscommunication» de Timbaland aluciné. Por su manera de hacer sonar los sintetizadores, por su forma de meter los fraseos de voz, me di cuenta de que el dance o el R&B pueden ser tan psicodélicos como pueda serlo el rock. Algo parecido me ocurrió con Daft Punk. De Kanye West, que sí es rap cien por cien, aprendí que cuando descubres un sonido no debes tener miedo a emplearlo, que la duda a veces es la mejor amiga de la mediocridad, y en consecuencia de la frustración.

Creo que, de forma sutil, todo esto también se nota en tu voz. Suenas más confiado para hacer algunas travesuras. Ese suspiro en el estribillo de «Cause I’m a man», o la voz grave que habla en «Past Life»… ¿eres tú, verdad?

Sí, escuchar hip-hop me ha dado coraje en ese sentido, me ha impulsado a llevar más adelante mi voz y, como dices, jugar con ella con libertad. Y… ¡Sí! El que habla en “Past Life” soy yo (risas), me divertí mucho con ese efecto de voz.

Canciones como «The Moment» o «The less i know, the better» son lo más Michael Jackson que he oído últimamente. Lo curioso es que me sonaba a Michael Jackson, pero no a una producción de Quincy Jones, y entonces me puse a fantasear imaginándote a ti produciendo a Jacko. ¿Te molaría si estuviese vivo?

¡Dios! Vaya pregunta, por supuesto que sí. Pero joder, da un miedo que te cagas sólo pensarlo. Siempre que me preguntan sobre las colaboraciones, sobre trabajar con otros, digo que siento un cincuenta por ciento de alegría e ilusión, y un cincuenta por ciento de responsabilidad. Luego te relajas y puede llegar a ser increíble, como me ocurrió con Mark Ronson. Conectamos muy bien, y fue muy inspirador trabajar juntos. Pero al principio, cuando te lo proponen… no llega a ser angustia, pero sí una responsabilidad enorme, teniendo en cuenta los cientos de artistas que podrían haber elegido en vez de a mí. Pero producir a Michael Jackson va más allá, me daría mucho, mucho miedo (risas).

Has mencionado que el disco gira en torno a las relaciones románticas. ¿Podría ser la canción «Love/Paranoia» una especie de resumen de ese concepto?

Pues en cierta manera estás en lo correcto, sí. Ésa y la que abre el álbum, «Let it Happen». Quizá una sea un resumen a nivel lírico, y la otra a nivel de la música, del sonido. «Love/Paranoia» habla de nuestros miedos, de nuestros celos atávicos cuando estamos enamorados, de lo tontos que podemos llegar a ser dejándonos llevar por paranoias absurdas fruto de nuestras inseguridades y nuestros complejos. Y además, no te estás dando cuenta ni remotamente de lo que te está pasando, de cómo estás cambiando. No eres consciente de lo paranoico que te has vuelto. Tan pronto como tienes pareja, o mejor dicho, tan pronto como te enamoras de alguien, te vuelves celoso, aunque no lo admitas. Eso nos pasa a todos de un modo u otro, estoy seguro. «Let it happen», tal como dice el título, habla de dejar que las cosas ocurran sin ponerse barreras, que es lo que he hecho en este disco en cuanto al sonido y la música.

Al final de «Let it happen», precisamente, repites cuatro veces la frase: «Maybe i was ready all along» («Quizá ya he estado preparado todo este tiempo»). ¿Puede ser por lo que has comentado antes de las partes «cursis» que eliminaste de «Lonerism», y que quizá ahora piensas que debiste atreverte a dejar?

(Risas) ¡Ha! ¡No está mal! Pero es eso y muchas otras cosas.

Creo que aquí también entra el sentido del título, «Currents».

Sí. Más o menos viene a decir que no tiene por qué ser obligatoriamente malo dejarse llevar por la corriente, de soltarse y dejar que las cosas ocurran. Puede que te estés resistiendo a la corriente, agarrado a una piedra en la que te sientes seguro, y que nunca te plantees qué podría pasar si te soltaras. A lo mejor, lo que te espera al final del río es alucinante, ¿quién sabe? Y si no, el camino habrá sido de lo más emocionante.

Por otro lado, «current» puede aludir a las corrientes eléctricas… pero también significa actual. Pensé que igual tenía también ese sentido, por aquello de dejar atrás lo retro, lo vintage… las guitarras.

(Risas) Has ido demasiado lejos, creo… pero me gusta que saques tus conclusiones, es lo que más me gusta de todo esto, la infinidad de interpretaciones que se pueden sacar de lo que uno escribe. En el sentido de actualidad, es más bien una referencia al momento actual de la vida de una persona, de lo que le está pasando.

¿Eres tú esa persona? ¿Ha influido especialmente alguna relación en este disco?

Sí y no, porque por supuesto, hay cosas de mi experiencia de estos últimos años en las letras, pero a través de esas experiencias, he imaginado distintas posibilidades y escenarios, distintos papeles, distintos personajes con distintas personalidades y características, con las que un amplio rango de la gente puede identificarse.

¿No crees que la tecnología hace que las relaciones de pareja tiendan a ser más enfermizas y retorcidas?

Sí, estoy de acuerdo contigo, es una característica bastante asquerosa de la vida moderna. La tecnología lo ha cambiado todo de una manera muy bestia. Las redes sociales son un elemento que puede tener tremendo impacto en una relación. Y eso por no hablar de la paranoia, los celos de los que hablábamos antes: las redes sociales los multiplican de forma exponencial si eres una persona débil.

¿Una persona como la de la canción «Cause I’m a man»? Leí que tenías miedo a que se interpretara como algo machista.

Sí, uno no sabe qué pensar sobre cómo va a reaccionar la gente. Pero la canción habla de la debilidad de los hombres en la vida moderna, efectivamente. A veces somos bastante patéticos en nuestro intento de aparentar ser los machos de la tribu, porque luego necesitamos lo mismo que cualquier otro. Sentirnos queridos.

Es curioso que haya una canción llamada «Yes, I’m changing», y luego la última sea «New person, same old mistakes». ¿Es como decir que la música puede ser una terapia, pero no puede cambiar quién eres en realidad?

Algo así. Creo que la vida se compone de ciclos, en los que algo empieza atrayéndonos, nos dirigimos hacia ello, lo conocemos, nos apasionamos, y después perdemos el interés. Y eso puede ocurrir con los amigos, la pareja, el trabajo, la música, incluso con la vida misma. Pero si uno no se queda estancado, ese flujo continúa dando estabilidad. Debemos cambiar, para ir adonde nunca hayamos ido, o para volver a estar donde ya hemos estado. Es una especie de círculo en el que vas pasando por etapas que a veces son nuevas, pero cuando no lo son las enfocas con la experiencia de la anterior vuelta por ese círculo…. no sé si me explico, pero en eso creo que consiste vivir.

Ya que estamos profundizando… respecto al giro estilístico, y espero que esto no te moleste…

Adelante sin problemas, esto no es más que música.

Sabrás perfectamente que entre tus seguidores hay muchos amantes ya no de las guitarras, sino del rock, que se quedarán bastante perplejos con este disco, que no es rock.

Por supuesto que no. No sé lo que es, y eso es lo mejor. ¿Dónde hay que clasificarlo? ¿En qué categoría o estilo? De verdad, no lo sé. Porque igual que no es rock, tampoco es hip-hop, ni R&B ni dance.

Eso es totalmente cierto. Pero imagino que sí has pensado en el posible feedback de los que se enamoraron de tus dos primeros discos.

Sí lo he pensado, porque yo he estado ahí. Con esto no quiero decir que yo vaya por delante, ni muchísimo menos, porque probablemente vuelva a estar ahí tarde o temprano. Las guitarras me llamarán a gritos cuando menos me lo espere, eso lo tengo clarísimo. Pero había investigado mucho con ellas, sentía el impulso de experimentar, y en ningún momento pensé que las estuviera «abandonando» o algo así, al crear un disco con sonoridades diferentes. Todo es una cuestión de los intereses que tengas en un momento dado de tu vida. Pero, volviendo a tu pregunta… espero, y esto te lo digo sinceramente, espero poder convencerles de que hay cosas interesantes y bonitas en este disco, espero poder convencerles de que no hay por qué ponerse barreras si lo que te apetece es cambiar, de que sin guitarras también se pueden hacer grandes canciones. Ojalá le den más de una oportunidad al disco, y al final les guste tanto o más que los anteriores.

Gran respuesta. Que en cierto modo anula mi siguiente pregunta: ¿tienes alguna idea de cómo será tu siguiente trabajo?

No, qué va. Tengo algunas ideas, pero eso es algo que me ocurre constantemente, siempre tengo músicas, melodías y ritmos flotando en mi cabeza, pero aún no tienen la menor coherencia así que comentarlas ahora no tendría ningún sentido. Cuando me hacían esta pregunta durante la promoción de «Lonerism», decía que mi siguiente disco sería muy orgánico y con guitarras, así que imagínate.

¿Cómo será la traslación del disco al directo? Parece algo complicada, o bastante diría.

Lo es, sí. Pero lo disfrutamos mucho, de hecho amo ese momento en el que hay que comenzar a adaptar el disco al directo. Me siento con los chicos, y empezamos a escuchar las canciones, parte por parte, aprendiendo cada una todos juntos como si fuéramos una banda de versiones (risas). Especialmente con este disco, ha sido muy emocionante. Tenía unas ganas locas, estaba ansioso por empezar, porque había tantas novedades que incorporar… En directo la guitarra tendrá algo más de presencia que en el disco, por cierto.

Y a nivel de luces, ¿cómo serán los shows de esta gira? Que por cierto aún no tiene fechas españolas…

Vamos a dar un paso adelante al respecto. Es un elemento del show sobre el que me gusta ofrecer ideas. Ya las estoy pensando incluso cuando las estoy grabando (risas), en plan: «aquí quedaría genial proyectar un haz de luz sincronizada con este golpe de caja», y cosas así.

¿Tienes ganas de venir a España? Como te decía, aún no hay una sola fecha. Lo más cercano es el festival Paredes de Coura en Portugal.

Sí, absolutamente, me lo he pasado genial cada vez que he tocado en España. He ido muy poco, y tengo que arreglarlo (risas). No sé qué pasará con las fechas, pero da por seguro que si no es ahora, será en una segunda pata de la gira, más indoor.

Con este disco has liberado mucha creatividad de una forma muy personal. ¿Hay algún proyecto pendiente que te gustaría abordar, quizá en solitario?

Pues a lo mejor sí. Como compositor y productor, Tame Impala me exige mucho, hay muchas miradas, ya sabes. Quizá haga algo yo solo en el futuro, no lo descarto en absoluto.

Se me acaba el tiempo Kevin, ha sido un placer volver a hablar contigo. Suerte con todo.

Gracias, ha sido un placer para mí también. Espero que nos veamos cuando vayamos a tocar a tu país, ¡saludos a vuestra revista y a los fans españoles de Tame Impala!

 

INFORME AUSSIECHEDELIC

POND

Cuando en 2007 Kevin Parker cambió el nombre de su banda (The Dee Dee Dums por Tame Impala), reclutó a dos músicos de este grupo (en el que él mismo tocaría una temporada durante 2009): el baterista Jay Watson y el guitarrista Nick Allbrook. Ambos compaginaron los dos proyectos durante un tiempo, pero ahora Allbrook se concentra sólo en Pond. Su debut discográfico fue en 2009 con «Psychedelic Mango», y desde entonces han editado otros cinco álbums, siendo el último de ellos el más equilibrado, el mejor con diferencia: «Man, it feels like space again» (2015).

THE MURLOCS

Este cuarteto de Victoria, que ha sido telonero de Tame Impala en algunos conciertos en Australia, dirige su mirada hacia el lado más garajero de la psicodelia, un poco al estilo de 13th Floor Elevators, a los Seeds más pasados de vueltas, o a los Night Beats si buscamos un referente actual. Armónicas blueseras, voces agudas y ritmos infecciosos convierten a esta banda en una joyita rutera aún por descubrir en estos lares. Su último disco es «Loopholes» (2014).

KING GIZZARD & THE LIZARD WIZARD

Este grupo formado en 2011 en Melbourne es uno de los combos de la escena psicodélica aussie que más está sonando últimamente. Su álbum «I’m in your mind fuzz» del año pasado es espectacular (en algunos momentos recuerdan a los Thee Oh Sees más frenéticos), pero ya tienen un nuevo y fabuloso EP publicado el pasado mayo, titulado «Quarters!», cuyo acertada ampliación estilística demuestra que hay que seguir apostando muy fuerte por ellos para el futuro.

ELECTRIC TOAD

Recomendación especial de Kevin Parker, este oscuro grupo de Perth (apenas hay información sobre ellos) está formado por Jeremy C. Toad, Jefferson Toad y Stephen Toad, aunque en cada actuación invitan a dos, tres o cuatro amigos (a veces ocultos con máscaras) que también adoptan el apellido Toad mientras están sobre el escenario. Según nos cuenta Parker sus conciertos son un despiporre tremebundo, como si fueran los Black Lips de la escena psicodélica de la isla.

VIOLET SWELLS

Para muchos son la gran promesa post-Impala del rock psicodélico australiano. Formados en Hobart, la capital de la isla de Tasmania, dicen estar inspirados por Brian Wilson y Pink Floyd y debutaron en enero del año pasado con un single fastuoso, «Jupiters Garden / Only». Unos meses después editaron el EP «The Soft Pocus», alabado por la prensa británica. Su último lanzamiento fue el pasado mayo, con el single «Here comes yesterday». Esperamos ansiosos su primer largo, que al parecer se ha retrasado por problemas con un disco duro, según cuentan en su perfil de FB…

UNKNOWN MORTAL ORCHESTRA

La UMO entra en esta selección porque es mitad estadounidense mitad neozelandesa. Surgidos de las cenizas de The Mint Chicks y dirigidos por Ruban Nielson, debutaron en 2011 con «Unknown Mortal Orchestra», al cual le siguen «II» (2013) y el reciente «Multi-Love» (2015), en el que caminan por un sendero similar al de «Currents» de Tame Impala, con una mayor prominencia de sintes y un sonido mucho menos crudo, con más trabajo de producción y un cierto regusto a funk y R&B contemporáneo.

BUSHWALKING

Esta banda formada a caballo entre Sidney y Melburne lanzó su debut «First Time» en 2012. Sólo un año después dieron a luz su segundo trabajo «No Enter», y desde entonces se han dedicado a recorrer la isla de cabo a rabo, dando conciertos que llevan al trance con estructuras repetitivas bañadas en efectos visuales psicodélicos. Se espera que publiquen un nuevo disco antes de que acabe el año.

SCOTT & CHARLENE’S WEDDING

Formado en el suburbio de Footscray, en Melbourne, este cuarteto debutó en 2010 con «Para Vista Social Club», dos años después editó el fantástico «Any port in a storm», y ahora se encuentra preparando el que será su tercer disco. Su mezcla de hooliganismo garajero y finura psicodélica los convierte en uno de los grupos más atractivos de la lista y con mejores perspectivas de crecimiento en el circuito internacional. De hecho, ya han girado por Europa con bastante éxito.

THE JOHN STEEL SINGERS

Desde Brisbane llega este sexteto formado en 2005, y que también suena fuerte como próxima big thing de la psicodelia de nuestras antípodas. En 2010 publicaron «Tangalooma», su primer disco, al que le siguió el espléndido «Everything’s a thread» en 2014. Soleados, polirrítmicos y con cierto regusto kraut, TJSS seguro que lo petan a nivel internacional en cuanto alguien los mueva en condiciones por los escenarios europeos.

BLANK REALM

Otro grupo de Brisbane, pero en este caso más relajado, ambiental y expansivo, con un feeling tirando hacia unos Allah-Las practicando shoegaze noventero, aunque al parecer en directo son de lo más movidito. Publicaron «Deja what?» en 2010, «Go easy» en 2012 y «Grassed Inn» en 2013, los tres con excelentes críticas, aunque el último de ellos quizá sea el más interesante por el curioso halo Echo & the Bunnymen que desprende.

THE GROWL

Otra recomendación de Parker, que para servidor es una de las mejores de este informe. Son de Fremantle, una pequeña ciudad al sur de Perth, y podría decirse que son los más originales de la lista gracias a su impecable manejo del ruidismo y a la trasfusión de blues que inyectan en su manera de entender la psicodelia. Su canción «Liarbird», por ejemplo, pondría rojos de envidia a los Black Keys.

THE SILENTS

Formados en 2002, son los veteranos de esta escena. Sin embargo están muy lejos de ser los más prolíficos: tardaron seis años en editar su debut, «Things to learn», y sólo tienen otro disco más, «Sun a buzz» (2010). Pero qué disco, amigos. Háganse con él si pueden. Es un viaje de primera categoría.

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