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Crónicas ruteras: Festival GO SINNER GO! Vol. 9 y Fiesta John Colby Sect

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El invierno en Madrid está siendo muy calentito, gracias a citas como estas dos a las que acudimos para pasarlo teta en buena compañía. Aquí reproducimos sendas crónicas publicadas en la revista Ruta66, con la gracia añadida de los vídeos.

Go Sinner Go!! Vol.9
16 y 17 enero Sala Caracol, Madrid

Exitazo organizativo, artístico y hasta sentimental el del noveno volumen de la mayor fiesta de música salvaje de la meseta. Con incontestable sold-out ya confirmado un día antes de abrir puertas, el festival Go Sinner Go! celebrado en la sala Caracol fue, si no me equivoco (no he estado en todos) y no me falla la memoria (en todos los que estuve salieron bien, pero no tanto), el mejor que ha habido hasta la fecha. Eso sólo nos lo pueden confirmar Edu Sinner y sus compinches, pero uno diría que salvando el pequeño susto que dio la sala Cats cambiando las condiciones a última hora (de ahí el cambio a Caracol), todo fue tan como la seda que costaba creerlo: el público respondió como nunca y se portó fetén en la sala, el sonido salió limpio, con pegada y sin tocar los cojones en ningún momento, las propias bandas se dieron de hostias -en sentido figurado, claro- por ser las mejores sobre el escenario, y los machacas del ayuntamiento (que tienen a la sala en su punto de mira, como sabéis) no se pasaron para aguar la fiesta.

El primer día entramos con muchas ganas de animar a los grupos, ya saben, y los primeros en recibir los alaridos y aplausos del público fueron Los Bengala, mortífero dúo de punk-blues-rock bodiddleyano procedente de Zaragoza. No me morderé la lengua: son de lo mejor que hay ahora mismo en este país. Mojo a raudales (si el guitarra desfasara sólo un poco más tendrían a alguna multi detrás de ellos, seguro), estribillos telúricos (la de «65 días sin respirar…», colosal!) y mucho ritmo del garaje (su versión del «Salvaje» de Los Saicos fue absolutamente deliciosa) para arrancar de la mejor manera posible la velada. Los británicos Wicked Whispers vinieron bien para poner los pies en el suelo y dejarse llevar por un clasicismo más tranqui… en principio. ¡Qué intensidad melódica tiene este cuarteto de Liverpool! The Cynics para cerrar la primera jornada a nivel grupos (luego vendrían las pinchadas from hell) fue una de esas guindas tan perfectas ante las que uno siente el miedo de la decepción. Pero nada más lejos, pardiez. Comandados por el monstruo bicéfalo Kostelich-Kastelic apoyado por los cínicos hispanos Kaplan y Pibli, arrasaron con todo y dejaron a sus fans con la cabeza del revés. Admirables.

El segundo día también empezó a lo bestia con los valencianos Ton Ton Macoutes, otra banda que resultó perfecta para engorilarse bien nada más empezar y de paso sacudirse la resaca, y que se quedaron bien cerquita del nivel de Weird Omen, apabullantes con ese saxo que aúlla como si viniera del Tártaro. La celebración bajo el escenario era digna de ver antes de la llegada de Dead Moon, la dolorosísima caída de cartel de la última edición. El conciertazo se mascaba en el ambiente en cuanto los viejetes hicieron acto de presencia. Yo mismo pensaba que se les notaría algo cansados, ralentizados, mantenía la precaución. Ja. Me chirrió algún solo de guitarra, pero recordaré el del Go Sinner Go como el bolo en el que me hice fan para siempre, de ellos y de sus seguidores. Con este nivel de acierto, madre mía la que nos espera para el volumen X…

Fiesta presentación John Colby Sect (Paisana+Gamonides)
Wurlitzer Ballroom 19 diciembre

Trepidante 2014 para todos los acólitos madrileños de la trinidad garaje-psych-punk, oh sí. Pero se antojaba una carencia, faltaba un sello que sudara incofundible e insobornable orgullo sixtie. Y en esas nació la John Colby Sect, discográfica comandada por tres peritos del Euroyeyé y derivados que ante todo, pretenden ofrecer calité y trabajo apasionado. Tras la comunicación virtual y postal los nuevos capos de la psicodelia capitalina decidieron presentarse en sociedad y verse las caras con la clientela, y qué mejor que la Wurli para el encuentro.

La fiesta comenzó con el simpático y novicio bolo de Paisana, grupo que pesar de ser muy joven ya ha pasado por una reconversión a girl-band (antes había un macho en sus filas), y en el que milita una de las responsables de la Secta. Aunque imprecisas estuvieron un rato -no llevan mucho tocando y aún agarran sus instrumentos como si se fueran a romper en sus manos-, hicieron disfrutar al centenar de prosélitos con su oscura propuesta, densificando el compás hasta lo fúnebre en contraste con sus engañosamente dulces líneas vocales.

Luego subieron al escenario Gamónides (donde tocan miembros de varias bandas de la escena Pandora’s) y se desató el averno: el cruce Oh Sees – Banda Trapera sonó más descarnado aún que en su 7″ (primera referencia John Colby, a la que pronto seguirá otro single de los tremendos Fogbound) y nos tiró de los pelos hacia el pogo. Sudaditos y contentos, terminamos la velada dando la brasa a los pinchas y brindando, claro que sí, por este prometedor proyecto.

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