Crítica – AGUS LEÓN «Autorretrato»

por

agusGénero: Pop, Canción de Autor
Sello: Autoproducido
8/10

Un nuevo trovador urbano asoma en la alicaída escena del pop-rock con tintes clásicos, un género en franca recesión que se recicla en la moderna canción de autor, mientras el indie-pop va conquistando terreno y alcanzando las más altas cotas de la moda. Pero algunos pequeños galos resisten en su aldea poética…

Rodeado de un gran equipo de músicos (Ricardo Marín, Paco Bastante, Nacho Lesko) de lo mejorcito que se puede encontrar en panorama actual, más el desaparecido Sergio Castillo a la batería,  Agustín León pone en valor la génesis de la música: la armonía y la arquitectura de la composición entendida como estructura que sostiene todo el entramado posterior. Porque por mucho que se quieran vestir luego las canciones, si no hay buena materia prima de origen, difícil se hace sostener el tinglado, si no es base de pedales (fundamentalmente de distorsión), pose y promoción, y no está el horno para ese tipo de bollos, salvo para los figurines de la cultura del mucho ruido y pocas nueces, claro está.

Con didáctica actitud, va hilvanando un plástico muy trabajado con guiños a Fito & Fitipaldis, Jackson Browne, Santana, Enrique Urquijo, que encandila desde la primera escucha. Todos aquellos que disfrutan con la buena música y con el luminoso rock californiano, atlántico, porteño y mediterráneo, en esa larga senda que lleva desde los Beatles a los Eagles, pasando por Steve Miller Band, Neil Young, Ariel Rot, Fito Páez, Joan Manuel Serrat, o José María Guzmán -por citar unos pocos ejemplos- dentro de un largo etcétera, tienen a partir de ahora en Agus León a un sólido referente, un nuevo Manolo Tena que conquista adeptos escarbando en las mentiras del viento, para proyectar los sueños pendientes que derriben fronteras y permitan superar los estados de ánimo de postración ante la atonía coyuntural.

A contracorriente de lo políticamente establecido, tonadas con mayúsculas es lo aquí podemos encontrar: “Siempre apareces tú”, “Como un pez”, “Todos locos”, “Paz”, amén de algún que otro amargo retrato de naufragios personales: “Virginia (con certero aroma Sabiniano) o la homónima “Autorretrato” ponen de manifiesto la fuerza de las canciones redondas, aquellas que calan desde el principio, porque la calidad se aprecia en “En los detalles pequeños”, como bien subraya el segundo corte del disco. Y parafraseando a los Stones, es solo canción, pero me gusta.

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