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M CLAN: crónica de su último concierto, y anuncio del siguiente

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MCLAN AlcobendasLa banda liderada por Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez rubrican con notable éxito de público su gira “Arenas Movedizas».

Así, amplifican a lo largo y ancho de nuestra geografía su último trabajo, un álbum muy rockero con el que cierran la trilogía que comenzó con “Memorias de un espantapájaros”(08) y continuó a ritmo de Rock&Soul en “Para no ver el final”(10). Y para que nadie se pierda el espectáculo, vuelven a Madrid el próximo jueves 20 de junio, en la inauguración como sala de conciertos de la céntrica y ampulosa discoteca Shoko (C/ Toledo 86)

Tarque y RuipérezDigamos que esta es la versión 3.0 del combo murciano. Hubo una primera etapa, la de sus dos iniciales entregas, “Un buen momento”(95) y “Coliseum”(97), cuando destilaban rock duro y rhythm & blues a partes iguales, al más puro estilo Black Crowes en la lengua de Cervantes y una segunda época, la de su despegue y consagración masiva, orientada al rock&pop, cuando se sacudieron los complejos y de la mano del productor Alejo Stivel firmaron discos tan comerciales y radiables como “Usar y Tirar”(99), “Sin Enchufe”(01) hasta llegar a “Sopa Fría”(04), que cerró aquel ciclo. A continuación hicieron balance de los años vividos y de las experiencias acumuladas en el recopilatorio “Retrovisión”(06), y sin solución de continuidad se lanzaron a tumba abierta a esta versión 3.0 ofreciendo su lado más maduro y poético, también el más desencantado ante el panorama que nos asola, cultivando un rock’n’roll maduro sin concesiones a la galería, que igual ofrece tonadas de denuncia: “Las calles están ardiendo” que dibuja certeros y ácidos retratos sobre un país y sus pobladores (“El emigrante”) destruidos por el ladrillo y la burbuja inmobiliaria. Aquellos polvos nos trajeron estos lodos, la Gran Depresión económica que sufrimos actualmente. Estados de ánimo de desmoralización colectiva y áridas escaladas a la cima en perlas como “Calle sin luz” “Para no ver el final”, “Hasta que se acostumbre a la oscuridad” o “Arenas movedizas”, termómetro de una situación realmente jodida y que costará más de una década superar. Más si tenemos en cuenta que cuando la crisis de país hizo su aparición, el sector de la música llevaba ya un lustro en la cuerda floja.

En el Teatro Auditorio de Alcobendas certificaron un concierto rotundo y muy bien hilvanado, manifestando un excelente estado de forma y una magnifica puesta en escena, en el lugar donde más cómodo parece sentirse el grupo y más redondos proyectan sus recitales, en la fría solemnidad de los teatros. Capitaneados a las seis cuerdas por un Prisco (Cristóbal López) en estado de gracia, Tarque estuvo más comedido con sus tics vocales que en anteriores ocasiones (ver crónica La Riviera) mientras Ruipérez marcaba el contrapunto justo de pulsión rítmica, la velocidad adecuada, el latido preciso. mclanAcompañaron estupendamente Iván González ‘Chapo’ al bajo, y Coque Jiménez a la batería, un quinteto clásico de auténtico rock’n’roll que no dio tregua durante toda la velada. Desde los primeros compases todo fue aplaudir y cantar, con el público puesto en pie desde la segunda canción por petición expresa del showman y protagonista Carlos Tarque. “Arenas movedizas”, “Rock’n’roll del siglo XXI”, “Para no ver el final” y “Basta de blues” pusieron al respetable a cien, para poner un punto más introspectivo en piezas como “Escucha mi voz” y “Roto por dentro”, intercaladas por el viejo blues-rock aullador “Perdido en la ciudad” y continuar trasiego echando más leña al fuego con “Noche de aullidos” y su reciente single, “Ritual”, otra composición muy blusera, anclada en el voodoo de de la negra flor.

De nuevo volvieron a triturar “Las calles están ardiendo”, con expreso deseo de que se incendie la ira ciudadana de una vez por todas ante la que esta cayendo. El ritmo desacompasado y los gallos vocales en esta joya, amén del inoportuno interludio zeppeliniano, quizás fueron el único lunar de la tarde (el encuentro comenzó con puntualidad británica pasadas las 20h), un recital cuya última parte se dulcificó, en recuerdo de sus tiempos más radiofónicos, regalando las archiconocidas “Maggie despierta” y “Llamando a la tierra”, sendas versiones castellanizadas (“Maggie May” Rod Stewart) y (“Serenade” Steve Miller Band), seguidas de unas cañeras y estupendas “Para decirte adiós”, “Calle sin luz”, “Nadie se acordará de ti” y “Pasos de equilibrista” con las que echaron provisionalmente el cierre, hasta unos bises muy almibarados y en loor de multitudes: “Souvenir”, la dulce ‘lolita’  “Carolina” y “Quédate a dormir”. Nos quedamos con un maravilloso sabor de boca en un sábado de esos para enmarcar, pues a continuación nos fuimos a ver a Loquillo (que actuaba gratis en las Fiestas de Getafe). Tremendo doblete, con el rocker barcelonés protagonizando un electrizante y explosivo recital de guitarras en flor para recordar mucho tiempo. Daremos cuenta de su buen hacer en nuestra próxima entrega: “Crónica de una reunión colosal. Desmenuzando la gira “Uno de los Nuestros” con Loquillo desatado en “La nave de los locos”.

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