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Muere Ray Manzarek, teclista de THE DOORS

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ray manzarekNos llegan noticias de que Ray ha fallecido en la Clínica RoMed de Rosenheim, Alemania, en el transcurso de su batalla contra el cáncer hepático. Tenía 74 años. Ya nos extrañó que nos ofrecieran entrevista con el grupo por la publicación de una aplicación de móvil con música, imágenes inéditas, etc… y que no fuera él el interlocutor sino John Densmore. De repente, las negociaciones para la entrevista se paralizan, y ahora nos enteramos de que se nos ha ido el autor de infinidad de memorables melodías, escritas con letras de oro en la historia del Rock. Os dejamos con una sentida Excavación del Día, y con la entrevista que nos concedió con motivo de su última visita como Riders on the Storm, ante la que se sentía muy ilusionado: «Nunca hemos tenido miedo a una mala reacción de los fans de Jim al anunciar nuestro regreso. Al contrario. Pensamos que les encantaría escucharnos de nuevo en directo». Y así fue…

RAY MANZAREK: “Estuvimos convencidos de estar al borde de una revolución”

Esto es parte de lo que nos contó Ray Manzarek sobre la banda, sobre la época que le tocó vivir y sobre su gran amigo Jim.

Ray, ¿cómo era realmente Jim Morrison? ¿Qué podías esperar de él como amigo?

Sigo soñando con él, ¿sabes?… era una fuerza viva, le quería, y le sigo queriendo con todas mis fuerzas. Era mi hermano, sabía hacernos reír a todos, contagiaba optimismo. Podía hacerte feliz con su sentido del humor en una fiesta, y luego plantearte profundas dudas existenciales caminando por la playa, filosofando. Era un filósofo… que jugó con lo impredecible. En cuanto a qué se podía esperar de él, supongo que te refieres a su «otro» yo, el que surgía cuando se dejaba arrastrar por el alcohol, Jimbo. Pero eso no es lo que recuerdo de él, recuerdo al espíritu libre que era.

Si no es incómodo hablar de ello… ¿qué piensas de los pequeños enigmas que rodean su muerte?

Nunca creímos la versión oficial, eso de «ataque al corazón» en la bañera de su habitación de hotel. Lo más probable es que Jim muriese en el Rock and Roll Circus, un conocido club parisino de los sesenta, quizá por una  sobredosis de heroína y alguien lo llevase hasta allí, no sabemos quién. Eso será ya siempre un misterio. Quizá debería haber sospechado algo cuando dijo que se iba a París, sin escuchar la mezcla final de «L.A. Woman», que fue lo último que grabamos. Pensé que le vendría bien salir de Los Angeles, pero fue raro que se marchase sin importarle cómo quedaría finalmente el disco… Lo curioso es que nuestro mánager fue al entierro, y nunca llegó a ver su cadáver. No le dejaron.

¿La conexión musical con él fue inmediata?

Oh, amigo, no sabes cuánto. Desde el primer ensayo nos dimos cuenta de que sus poemas estaban hechos para lo que salía de nuestros instrumentos. Fue de esas veces en que vives un momento único y eres consciente de ello. Todo encajaba y tenía magia, como si estuviéramos predestinados a encontrarnos.

¿Sigues cabreado con Oliver Stone por su película “The Doors”?

Lo que me cabrearía más es que alguien pensase que las cosas ocurrieron como las mostró. Nada, absolutamente nada ocurrió como él lo cuenta. Ni siquiera la escena del viaje psicodélico en el desierto fue así… Pero sobre todo, la imagen de Jim como si fuera poco más que un borracho es deleznable. Jim no era Jimbo todo el rato, como Stone intentó hacer ver.

Hablando del viaje psicodélico, ¿hasta qué punto tenían las drogas una influencia real en vuestra música?

¿Las drogas? Ninguna, ninguna influencia.

Venga ya…

Las drogas son la cocaína, la heroína, el alcohol. A nosotros nos inspiraba el LSD, el peyote y la marihuana, que son la Santísima Trinidad (risas). No son drogas, y creo que es recomendable que, si te sientes preparado, las pruebes al menos una vez en la vida. Aquellas sustancias lo cambiaron todo, el movimiento creció bajo su manto.

¿Qué balance haces del movimiento hippie, teniendo en cuenta cómo acabó y cómo empezó?

Mira… Fue una época tan  bonita como os imagináis, en la que no temíamos a nada ni a nadie. El suceso del concierto de Altamont (donde un joven fue apuñalado por la seguridad de los Rolling Stones, formada por miembros de los Ángeles del Infierno), Charles Manson y la criminalización del LSD, la muerte de Bob Kennedy y Martin Luther King, la masacre de la universidad de Kent, la perpetuación de la guerra de Vietnam… no pudimos con todo.

Y en lo político, ¿qué falló?

Estábamos convencidos de estar al borde de una revolución, de la que en cierta medida, The Doors éramos banda sonora. Todo era tan genial como crees, éramos muy felices, había buena música y buenas ideas flotando en el aire. Pero creo que influencias como la de Timothy Leary no fueron bien encauzadas. Del “Turn on, tune in and drop out”, se malinterpretó el “drop out”.

¿Crees que queda alguna revolución político-musical juvenil por llegar?

Oh sí, lo creo, y vendrá de la mano de la música electrónica.

Me has dejado de piedra.

Es un movimiento que tiene paralelismos con el de los sesenta. Algo nuevo, con un sentido bastante ritual, con circuitos al margen de la industria… Por ahí llegarán muchas cosas, estoy seguro.

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