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KIKO VENENO: «Quien diga que este disco no encaja conmigo no tiene ni idea de quién soy»

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Una de las piedras de toque de la música popular de este país, Kiko Veneno, ha vuelto a reinventarse dándole una vuelta de tuerca a su arte sonoro con la ayuda de Refree, el valiente que se ha atrevido a producir «Sensación Térmica» (Warner). Un disco que no ha dejado a nadie indiferente.

En este disco la música destaca por encima de las letras, llama mucho más la atención.

Yo me metí en la música por la música, no por las letras. Pero éstas deben ser un buen relleno poético a la altura de la música, no una pamplina, que es la mayoría de lo que se escribe hoy en día. Las letras que se hacen son una porquería por pura estadística. De diez mil canciones, solo algunas pueden ser buenas. Yo me he sentido un poco maltratado en ese sentido, porque he intentado hacer cosas que digan algo de mí, con un espíritu crítico, que no sean lugares comunes… y no siempre se me ha entendido.

Trabajando con Refree, ¿sentiste que te adentrabas en un nuevo mundo?

No es para tanto. Sí que he sentido con mucha intensidad su influencia. Cuando hice estas canciones, tenía muy claro que tenían que ser diferentes. Le dije a mi compañía que quería un productor experimental, que fuese capaz de sacarles jugo llevándolas al terreno que él creyese conveniente, pero que fuera novedoso. Cuando vi que funcionaba me he sentido muy satisfecho.

Sorprende la canción «Mala Suerte», casi una ópera rock.

Es que es una ópera rock. Yo siempre he sido muy experimental. «La Leyenda del Tiempo», «Veneno», esas son mis credenciales. Y no hay nada más experimental que eso. Quien diga que «Sensación Térmica» es un disco raro, que no encaja en mi discografía, es que no tiene ni idea de quién soy. Joder, si yo hasta me adelanté al sampler, grabando el sonido de los cascos de los caballos en las calles de Sevilla para una canción. Después de aquellas obras yo intenté seguir esa senda experimental, pensaba que me lo podría permitir después de haber trabajado con el gran dios Camarón. Pero poco a poco me fui viniendo abajo, perdiendo el sueño iniciático de la música experimental, y me fui dando cuenta de que tenía que ser más comercial si quería comer sin dejar de ser músico.

Entonces este disco tiene algo de liberación de una reivindicación latente, ¿no?

Sí, por ese motivo y también por otro. Por primera vez puedo decir sin vergüenza alguna que he alcanzado cierto nivel como cantante. Ahora sé que puedo afinar lo suficiente como para crear emociones en el público, y que puedo alcanzar cierta gravedad, cierto peso, en la melodía. Refree ha sido mi cómplice perfecto. Este disco, además, nos obliga a trabajar más: será un verdadero desafío reproducirlo en directo.

La última vez que te hice una entrevista estabas un poco mosqueado con el mundo, pero desde entonces la racha ha sido cojonuda: el discazo “Dice la gente”, Premio Nacional Músicas Actuales, la apoteósica gira por el aniversario de “Échate un cantecito”…

Sí, estuvimos desayunando pan con tomate en el hotel del Paseo de la Florida, que me encanta porque las habitaciones dan a la Casa de Campo… Eso fue cuando estaba buscando discográfica para poder editar mi disco. Y la verdad es que sí, que desde ahí han pasado 3 años muy buenos para mí. Lo del premio estuvo muy bien, notar que hay gente a la que le interesa tu música siempre da mucha satisfacción. ¡Pero que sepan que no han conseguido quitarme las ganas de seguir en esto! (risas). De todas maneras, en todo momento de la vida hay sitio para lo bueno y para lo malo.

Sí… He leído alguna crítica de «Sensación Térmica» bastante cítrica, ya sabes a qué me refiero…

Vivimos en un momento en el que la diferencia es sometida y oprimida, y en el que cualquier debate se desarrolla con mucha mala hostia. Yo veo que la gente, más que nunca, debate sin lógica y sólo con ganas de enzarzar, de insultar. Y la inercia de internet es tremenda en ese sentido.

Pero, ¿por qué a algunos artistas se les presupone una libertad total, y a otros no se les otorga esa legitimidad cuando se arriesgan?

No lo sé, pero yo ya ni siquiera hablo de mi disco, hablo de que esto pasa en todos los aspectos de la vida. El número de personas dispuestas a echarle tiempo y ganas al viejo oficio de joder la marrana, gratuitamente, crece cada día.

AMPLIACIÓN DE LA ENTREVISTA PUBLICADA EN ABC

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