Reportaje: A los músicos se les acaba la paciencia con SPOTIFY

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Spotify se presentó como el futuro de la industria musical, pero cinco años después de su implantación, cuando ya debería empezar a vislumbrarse su presente, aún no tiene beneficios y los músicos se quejan de condiciones indignas y falta de transparencia. En este reportaje toman la palabra.

“Al menos da legalidad al usuario, y visibilidad al autor”. Es la frase recurrente entre los músicos, cuando se les pregunta por los beneficios de tener sus canciones disponibles en Spotify. La mayoría de las bandas asegura que el dinero que perciben por las escuchas online no les da “ni para pipas”, pero también que “es peor no estar que estar” en el ciberespacio del streaming legal.

Al usuario le permite dejar de acudir al pirateo, y las listas de artistas relacionados le descubren un enorme mundo de posibilidades. Todo ventajas para el melómano. O casi todo. Spotify ha aumentado la publicidad entre canciones, y desde hace un tiempo sólo los usuarios de pago tienen acceso ilimitado. Por otro lado, su servicio todavía tiene grandes carencias en cuanto a material disponible: de algunos grupos no se puede encontrar toda su discografía por cuestión de diferentes poseedores de derechos del master, debido a cambios de discográfica. Y hay algunas bandas que ni aparecen, casi siempre porque son muy desconocidas, o porque su sello no tiene acuerdo con esta empresa sueca, líder del sector de música en streaming (Grooveshark, Rhapsody, Pandora, Rara, Deezer y otros websites manejan modelos similares). También hay artistas que directamente prohíben la cesión de su música a Spotify: es el caso de Coldplay y Tom Waits con “Mylo Xyloto” y “Bad as me” (tardaron un tiempo en estar disponibles) Black Keys con su nuevo disco “El Camino” (este sigue sin estarlo), o de AC/DC, Pink Floyd o Metallica (acaban de confirmar su presencia) con absolutamente todo su repertorio.

Algunos de los artistas mencionados aseguran que Spotify simplemente no ofrece unas condiciones dignas. “Para nosotros no es rentable –argumentaban los Black Keys-. Creemos que Spotify tiene mejores acuerdos con las grandes discográficas que con los artistas”. En España, la visión de los músicos es muy similar. Hemos hablado durante este año con muchos de ellos, y aunque todos prefieren permanecer en el sistema de streaming, exteriorizan una profunda resignación al respecto, debido a lo irrisorio del beneficio que supone: unos 0,007 euros por reproducción de media (influyen diferentes variables, que pueden reducir mucho esos 0.007 por reproducción). De este modo, sólo los artistas de gran éxito llegan a los 100 euros de ingresos mensuales a través de Spotify. El ex La Fuga Raúl Gutiérrez, ahora líder de Rulo y la Contrabanda, asegura que “lo que los autores recibimos por reproducciones en Spotify es ridículo, inapreciable”, y el cantautor pop Álex Ubago lo explicaba así: “En la lista de conceptos de lo que cobramos, las cifras procedentes de Spotify a veces son tan pequeñas, con tantos ceros detrás de la coma, que las bases de datos de los ordenadores de la compañía de discos no las reconocen y todo se queda en el limbo. Creo que ya va siendo hora de que los músicos nos unamos para exigir transparencia con este asunto”. Más mordaz se muestra Sr. Chinarro: “Spotify se pone cada vez más de moda, la gente empieza a pagar y hay un montón de publicidad. Algo pagarán a las discográficas, digo yo… Por lo visto es una de sus principales fuentes de ingresos. Aquí me parece que hay alguien que no está diciendo la verdad, que nos está engañando”.

Un histórico del pop español, Nacho Campillo (Tam Tam Go), ahora en solitario como Reyno, admite que no sabe “cómo contabilizar lo que me llega del streaming, yo creo que no me llega nada de Spotify…. Ni los de SGAE saben dar explicaciones coherentes. Las distribuidoras pasan del tema, las compañías discográficas pasan del tema, así que los músicos tendríamos que hacer algo para exigir que las cuentas sean transparentes. Hay algo que está mal gestionado, y la gran tajada se la está llevando Spotify. Esto necesita una mejor regulación”.

Sin beneficios

Spotify apela a la paciencia, y mientras tanto va emitiendo buenas noticias: implantación en Alemania y Estados Unidos, lanzamiento de multitud de aplicaciones, ha superado los cuatro millones de usuarios de pago, e incluso fue reconocido por los premios anuales Webby, seleccionados por la Academia Internacional de Artes Digitales y las Ciencias. Además, el viento sopla a su favor: durante los diez primeros meses de 2012, el uso del streaming aumentó un 700 por ciento en Inglaterra –país que sirve de indicador de muchas cosas en esto de la música-. Pero los beneficios no llegan.

Según un informe de la web de investigación tecnológica Gigaom, Spotify lo tiene difícil para ser rentable en un modelo de negocio donde las plataformas no pueden acudir a otros “proveedores”, porque conforman un monopolio de cuatro grandes sellos (Universal, EMI, Warner, Sony) que, además de fijar los precios del servicio, obtienen parte de la propiedad de la empresa y exigiendo pago por adelantado: Spotify les ha entregado más de 500 millones de dólares desde 2008. Estas compañías muestran poco interés en hablar del tema, sólo desde Sony defienden que “es matemáticamente lógico recibir cantidades millonarias, para una discográfica multinacional que luego tiene que repartirlas entre miles de artistas en nómina”. El alto coste de los derechos y el numeroso colectivo que debe repartirse la tarta hace que el negocio sea cuanto menos complicado.

Por eso resulta verosímil un informe como el de Cnet.com, que demostraba que en 2010 Spotify ingresó 97 millones de dólares, pero arrojó un balance negativo de 37 millones. En 2011 los ingresos aumentaron hasta los 244 millones de dólares, pero la pérdida neta también aumentó hasta los 59 millones. La excusa es que la expansión prima sobre la rentabilidad, pero ¿hasta cuándo? Recientemente, la empresa abrió un proceso de financiación tras el cual los expertos han tasado su valor en aproximadamente 3.000 millones de dólares (2.355 millones de euros). Pero pese a lo elevado de la cifra, se trata de un valor menor al esperado, según los mismos expertos, debido a la “reciente sobretasación de otras empresas de internet”.

Ante estas perspectivas poco prometedoras en el corto plazo, discográficas independientes -que obviamente no gozan de los mismos acuerdos que las multinacionales- como Century Media retiraron todo su catálogo de Spotify, argumentando un “intento de proteger los intereses de sus artistas, cuyos ingresos se ven ampliamente afectados por el servicio”. ST Holdings, empresa distribuidora de más de doscientos sellos discográficos, manifestó que estos servicios de música en streaming “vampirizan los beneficios”. Y en España, a principios de este año las opiniones entre los sellos independientes auguraban más espantadas.

Miguel Goñi de Origami Records afirma que “cuando decides que un disco publicado en formato físico empiece a estar disponible en streaming, las ventas del CD se paran casi por completo. Además, a las independientes no nos llega prácticamente nada de Spotify. Al final del año, con casi medio millón de reproducciones, lo que me queda a mí son 800 euros. Económicamente no compensa absolutamente nada”. Y cuando llega ese dinerillo, gestionarlo es más un engorro que otra cosa: “Hacer la contabilidad de los ingresos de Spotify es un infierno”, dice Pedro Vizcaíno, de Grabaciones en el Mar. “Tienes que ir comprobando reproducción por reproducción, en tochos de doscientas hojas de Excel. Conforme salgan más plataformas que aumenten la competición y trabajen de forma más transparente, yo creo que más y más independientes se marcharán de Spotify porque no les compensa”. Es uno de los inconvenientes de no tener la capacidad tecnológica con la que cuentan las multinacionales, que les permite automatizar de forma más óptima los millones de microtransacciones generadas por Spotify.

Juan Santaner, director de la agencia de management I’m an Artist, dice sentir “vergüenza” cuando ve los ingresos que llegan de Spotify a sus bandas. “Volvemos a algo parecido a lo que ocurrió en la SGAE –opina-. Hay alguien que está repartiendo el dinero generado como le está dando la gana, con absoluta falta de transparencia, y encima nosotros le hacemos promoción a Spotify cuando decimos a nuestros seguidores que busquen nuestros discos en sus listas”. Y tampoco tiene grandes esperanzas en el futuro de la empresa sueca: “Mi impresión es que no está funcionando, y también creo que más sellos retirarán su catálogo. Sinceramente temo por su futuro, creo que a lo mejor en unos años ya ni existe”, comenta.

El dueño, multimillonario

Y en medio de todo este revuelo de polémicas, saltó la noticia: una lista con los diez personajes más ricos de la industria musical británica incluyó a Daniel Ek, fundador de Spotify, con 230 millones de euros amasados (igual que Mick Jagger, para que se hagan una idea). Al respecto, el cantautor Lapido afirmó, visiblemente ofendido: “Yo hice la cuenta de lo que cobraba de Spotify y es una cosa infinitesimal. De hecho se paga más al minuto por dejar el coche en un parking que por lo que cobras por todas las escuchas de un mes de una de tus canciones en Spotify. Y luego ves la lista de los profesionales de la música más ricos del Reino Unido y el dueño de la empresa está entre los primeros… Ese es el truco: le paga una miseria a los músicos y él se queda con la pasta. Lo de siempre”. Por su parte, el ex Pereza Rubén Pozo afirma: «Suscribo las quejas de mis compañeros, yo no tengo ninguna información al respecto, y nadie me sabe explicar nada. En mi discográfica me dicen que tampoco lo tienen muy claro. Hay una medio niebla, qué digo, una niebla espesísima con este tema. Los de Spotify llevan escudándose en que el proyecto “está empezando” desde hace demasiados años ya… y nosotros estamos un poco empanados con esto”. Lo mismo opina Santi Balmes, de Love of Lesbian: “Lo que ocurre es que al músico siempre se le ha tomado el pelo, antes las editoriales te sometían con contratos de esclavitud, y ahora pasamos a tener otros dueños. Cuando ves que por dos millones de escuchas en un año, te pagan 400 euros a repartir entre cinco, el mosqueo es considerable”. Como resume Miguel Goñi, “las cuentas de Spotify nos parecen muy opacas, nos gustaría que hubiera un poco más de transparencia”.

Un músico necesita 50.000, 60.000 o incluso más reproducciones en streaming para ingresar lo que ganaría vendiendo sólo un disco en formato físico. El veterano Damon Krukowski , de Galaxie 500, contaba con amargura en un reciente artículo publicado en Pitchfork que su single  «Tugboat”, con 5960 reproducciones, les había reportado a los músicos 1,05 dólares, a repartir entre los tres miembros del grupo. Pero al final, ninguno -salvo algunos como los mencionados al principio del reportaje- ha decidido salir de Spotify, ni tampoco los sellos, grandes o pequeños. Century Media, por ejemplo, ha vuelto al redil este verano. Y es que aquello de “es peor no estar que estar” significa una cosa muy evidente: la alternativa real no es que la gente compre, sino que piratee. Un chantaje insuperable. Así que por mucho que Spotify crezca en los próximos años, a los músicos les tocará resignarse y seguir siendo una gota más en el vasto océano del streaming a cambio de limosna. Habrá que ver cómo sigue creciendo la cuenta de Ek para saber cuánto tiempo aguantarán así.

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36 Comments

  1. Qué bien recoger las impresiones de tanta gente!

    Un matiz, creo que no es preciso identificar el no estar con asumir como alternativa que la gente piratee.

    De ese modo le estás dando la razón a Spotify y a su modelo: la empresa sueca se presentó al mundo defendiendo que solo ellos podían ser la alternativa a lo «ilegal».

    Hay alternativas como Bandcamp, donde artistas y sellos dejan escuchar su música y la ponen en venta. Ahí su porcentaje de beneficio es mayor. Claro que es solo una plataforma de venta, no un espacio para el márketing, que es en lo que se está convirtiendo Spotify.

  2. En mi opinión las bandas deberían verlo como lo que es: una inversión parapublicitaria que les de difusión y dar pie a mayores ingresos en directos.

    Con todo, obviamente la transparencia es exigible y necesaria, y por supuesto se agradecería que las bandas participaran un poco más del pastel.

    • @Nacho

      Mi banda tiene varios años en Spotify, hemos hecho tanta promoción como es posible (¿parapublicitaria? esa palabra no aparece en el diccionario ni mi representante lo conoce) pero al final sólo hicimos 70 euros, lo curioso es que para nosotros la mayor parte de ingresos siguen de la venta de CD, sólo nuestros verdaderos fans compran nuestros discos, en Spotify las reproducciones será de gente que lo puso en aleatorio

      Y me cansa el hecho, gente que no conoce el mundillo nos exija hacer conciertos, sólo para establecer el local ya sería miles de euros de inversión

  3. Si cada reproducción da 0,007 euros de beneficio, con 50.000 reproducciones se obtienen 350 euros. O, lo que es lo mismo, unas 350 veces lo que les reporta a los músicos un disco físico. Según el artículo: «Un músico necesita 50.000, 60.000 o incluso más reproducciones en streaming para ingresar lo que ganaría vendiendo sólo un disco en formato físico» . Si todas las cuentas del artículo están hechas con el mismo rigor

  4. Si leéis bien, veréis que el texto dice: «unos 0,007 euros por reproducción DE MEDIA (influyen diferentes variables)».

    Ahí está el meollo del asunto, en las variables: una reproducción puede darte 0,007 euros o 0,002 -incluso menos-, dependiendo de esas variables, cuyo funcionamiento es todo un misterio: sabemos que la cantidad que recibe el músico depende de la hora de la reproducción, del volumen de tráfico total que tiene en ese momento Spotify, de las peticiones de reproducción que hay para esa canción en concreto… y muchas otras cosas.
    Por eso, muchos músicos no entienden por qué 20.000 reproducciones les dan X dinero en un mes, y en otro mes, esas mismas 20.000 reproducciones les da otra cantidad diferente.
    Mira el ejemplo de Damon Krukowski , de Galaxie 500, que publicó en Pitchfork sus datos: 6000 reproducciones, un dólar. Eso sale a 0,0002 por reproducción.
    El tema de las variables es uno de los aspectos donde la transparencia se hace algo más que exigible. También habría que ver cuánta parte del pastel se quedan las multis… en este artículo intentamos sonsacarles algo, pero por ejemplo Warner Music nos dijo: «Nuestra política es no hablar de ello». Sólo un representante de Sony se dignó a hacer declaraciones.

  5. Enhorabuena x el artículo, excelente.

    Vaya cara más dura que tiene el creador de Spoty y las multinacionales con las que trabajan, están aprovechándose de los profesionales de la música con toda claridad.

  6. Oye, la cosa es muy sencilla. Si no les convence, que no estén. Pero no que estén y que lloren, porque se contradicen. Si Spotify (yo lo pago) se ha convertido en una herramienta cojonuda para reproducir, descubrir y compartir música que pone al alcance de un clic el grupo tal o cual que te han recomendado o que has oído por ahí, y se forra con ello, me parece pero que requetebién.

    Ahora, si esto significa que los grupos esperan ingresos exclusivamente de las reproducciones de Spotify, pues que hubieran echado cuentas antes, que monten su propia plataforma, que estén en bandcamp o cualquier otra y que den conciertos con márgenes razonables a menudo y ofrezcan cosas que no existan ya.

    Que yo sé que a todos los músicos les (nos) gustaría vivir a todo tren de esto, pero los tiempos son los que son y las tecnologías son las que son, así que hay que adaptarse. Personalmente no conozco buenos músicos que se mueran de hambre, así que por favor que se quejen con moderación. Y por supuesto, que se quejen a su discográfica, o a quien negociara con Spotify las condiciones de su contrato.

    • Totalmente de acuerdo. Tú, por ejemplo, que seguramente están en el mercado laboral, no deberías quejarte de que alguien quiera implantar el despido libre. Ya sabes, o estás y no lloras o no estás.

  7. […] porque conforman un monopolio de cuatro grandes sellos (Universal, EMI, Warner, Sony) […]

    Hablemos con propiedad: esto sería un trust, no un monopolio. Así no puedo confiar en la precisión del resto de la información del artículo.

  8. Pues que no sufra esta gente, que gracias al gobierno, y a los impuestos de la gente, los derechos de autor lo pagaremos todos. Seguirán enriqueciéndose les escuche o no les escuche la gente. Siempre llorando.

  9. ¿y si simplemente se trata de que se músico no tiene porqué ser una profesión que te dé para vivir? Aquí el señor Van Gogh sólo vendió un cuadro en su vida y tampoco es que escribiera un diario de quejas. Señores, que esto de vivir a cuenta del hobby de uno lo consiguen muy pocas personas en la vida… Hay cientos de miles de futbolistas en este país, cuatro que se llevan la pasta y el resto no se va quejando de que la retransmisión su pachanga del sábado por la tarde la han visto diez mil personas en YouTube y eso no le da para mantener a la familia!!!!! Mucho vago acomodado veo yo en este sector…

    • Eeee… ¿Van Gogh no fue el que se suicidó, agonizando de depresión porque nadie apreciaba su arte y porque se moría de hambre?
      Ahora, el símil futbolero es para partirse la caja, muy bueno…

      • Ésta semana se ha publicado que Van Gogh no se suicidó, sino que fue un accidente… Busca en las noticias… Lo que sucede es que a los músicos les están tomando el pelo otra vez las discográficas, como con la venta de discos… ¿De verdad alguien piensa que las 4 majors no disponen de la información necesaria para saber en función de que va el precio por canción? Otra cosas es que no os lo cuenten… A lo mejor deberíais plantearos utilizar la discográfica solamente para grabar discos, y crear vuestra propia sociedad que explote el streaming, ventas digitales, etc… Hace años que me cansé de seguir comprando cd’s y dvd’s (más de 500 títulos entre ambos), para que saquen reediciones, se estropeen los cd’s, etc… Estoy mudando mi catálogo a Google Music, y tan contento. Únicamente me compro ya los cd’s de mi grupo favorito, y más por coleccionismo que por otra cosa, ya que apenas tengo tiempo de escuchar música en el coche y poco más…

    • Una apreciación: la gente que consigue vivir de la música suele dedicarse a ella como un oficio, y no como un hobby. Si las condiciones obligan a que cada vez más bandas tengan un trabajo «normal» y la música sólo sea un hobby para ellos, veremos cómo la calidad descenderá y descenderá con los años…

    • Es una opción. ¿Tú a qué te dedicas? Podemos establecer que tu profesión no tenga que dar para vivir y así te aguantas. Qué poca empatía. La mayoría de los que acusáis a los músicos de caraduras sois los auténticos caraduras.

  10. Cualquiera que haya tenido algo de experiencia en estos asuntos ya conoce de primera mano el problema.

    Las ventas digitales son el invento del siglo… ¿quién las contabiliza en su justa medida? ¿la propia empresa que te paga? iTunes es un buen ejemplo. Todo se reduce a lo mismo: te tienes que fiar de lo que te están diciendo. Su contador de reproducciones dice 60.000? Ya… sí… o no. Ya te puedes dar con un canto en los dientes si se reportan ‘X’ reproducciones/descargas/ventas y te pagan ‘según sus normas’ (lógico, puesto que es su invento y por tanto ellos lo guisan y se lo comen… a costa, del trabajo de todo un sector artístico, por supuesto). El invento del siglo vaya.

    En el fondo tiene toda la lógica del mundo… es mejorar, hacer más perfecto, el chiringuito montado por las agencias gestoras de derechos. Pero en este caso, ni ellas entran en la tarta (por no haberse sabido hacer con un trozo, no se adaptaron al cambio digital). Pero todo se reduce a lo mismo.

    ¿Qué pasó cuando del vinilo se pasó a la cinta? Más difusión, menos comisión para el artísta más para el editor/productor/distribuidor (al optimizar coste de producción-fabricación, incrementando margen, NO repercutido al artista)… ¿del paso de cinta a CD? Más difusión, menos comisión para el artísta más para el editor/productor/distribuidor (al optimizar coste de producción-fabricación, incrementando margen, NO repercutido al artista)… ¿del CD al digital? Más difusión, menos comisión para el artísta más para el editor/productor/distribuidor… coste de producción de duplicar un archivo digital = 0 (el coste de mantener tus servidores). Negocio redondo. En este último caso, ni los editores ni los productores han sabido defender su ya histórico abuso. O sea, que les llueven chuzos de punta incluso a ellos. Me parece bien, siembra viento…

    Los artistas en general, hemos visto como nuestras comisiones en los contratos a lo largo del tiempo (y su evolución paralela al cambio de formatos de distribución) ha ido reduciéndose sustancialmente. Hasta llegar al absurdo, por supuesto. Reducir la calidad del ‘producto artístico’ al final (vaya por dios) sí que tenía consecuencias. Quién nos lo iba a decir.

    Y, no nos engañemos, ni la propia sociedad entiende y justifica la actividad artística en general (no solo la musical), basta leer el comentario de Pablo más arriba (muy ilustrativo, por cierto). Ha habido mucha basura viviendo del cuento, y at the end of the day… solo aguanta el paso del tiempo, lo que se defiende por sí solo (concepto básico de primero de Barrio Sésamo artístico).

    Personalmente me agrada ver el tremebundo deterioro de la industria (incluida la calidad del material). Creo que es de justicia; una realidad lograda a pulso y de manera muy pertinaz e inconsciente. ¿Queríamos caldo? Ahora tomaremos 27 tacitas. Muy ricas.

    Un saludo de uno más.

  11. Esto es como todo, los artistas son explotados por todos. Solo se libran unos cuantos que han caido en gracia y las discográficas les apoyan. Ninguno de los que escuchan música todos los días saben cuanto trabajo tiene que realizar el compositor, autor, técnico, etc,etc para sacar un producto para que ellos disfruten. Si quieres música, ¡¡¡PÁGALA!!!. Mi trabajo puede ser diversión para tí, pero para mí es un medio de vida. Eso si, a un precio razonablemente mas bajo que lo que se ve por ahí. Fuera ya los chupopteros discográficos, Spotify, SGAE, etc, que son los intermediarios manipuladores del mercado, que se quedan con todo el pastel, sin reconocer el trabajo de quien lo hace.

  12. ¿Que coste asume el artista por tener alojado/subir/manejar/etc… el material/canciones en los servidores de Spotify? ¿Que coste asume en publicidad? Creo que no debe estar pagando por ningún servicio de estos, me imagino que la empresa tiene ingresos pero son ingresos que cubren gastos, sueldos (parece que millonarios, al menos al creador, eso parece), etc… Por supuesto que los beneficios se deben repartir entre aquellos artistas que generan ese beneficio por su material pero algo dividido entre infinidad de canciones parace que no da para pipas que es de lo que se quejan… Cómo siempre el artista parece que quiere vivir de las reproducciones y no del trabajo del día a día, joder, que se dedique a currar que en su caso es hacer conciertos, etc…

    • Es bastante enervante leer mensajes como el tuyo llenos de ignorancia. «El trabajo día a día», «hacer conciertos». ¿Sabes lo que cuesta dar un concierto, económicamente? Haz el favor y no hables de lo que no tienes ni idea.

      • ¿Ahora me vas a decir que pierden dinero con los conciertos? El dinero se gana trabajando TODOS los días o al menos es lo que yo tengo que hacer, ir todos los días a trabajar para cobrar, no vivo del trabajo que hice ayer, y con esto no quiero decir que este en contra de los derechos de autor, por supuesto que se deben cobrar de aquellos actos/usos que dan BENEFICIOS a un tercero por usar tus obras pero el que tiene que vivir de su trabajo es el artista y parece que los derechos no dan para eso, que los artistas deben buscarse una alternativa para hacer rentable su trabajo. Cueste lo que cueste un concierto (Y no me refería a hacer mega conciertos, tocar en un locales más o menos pequeños por ejemplo…) , esta claro que la diferencia entre coste – ingresos debe dar beneficios y sino eres capaz de crear beneficios con tu trabajo, la música en este caso, creo que lo mejor sería dedicarse a otra cosa, no todos podemos ser ingenieros, abogados, médicos pues no habrá mercado para tanto músico.

        • ¿Que si pierden dinero? ¿Tú cuando hablas de músicos en quién piensas? Por favor, valiente argumento mediocre. Salas que cuesta alquilarlas quinientos euros o más, sin apenas calidad, equipo mediocre y que van veinte personas porque te programan un martes. Y llegan iluminados como tú y exigen (EXIGEN) que vivan de los conciertos porque sí. Nadie vive del trabajo que hizo ayer, eso son diez multimillonarios, deja de repetir como lorito lo que dicen por ahí e infórmate.

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