El corazón salvaje del rock’n’roll – Crónica del concierto de THE JIM JONES REVUE en Madrid

por


Es una pena, pero por conseguidos que resulten, los discos de The Jim Jones Revue no terminan de alcanzar el brutísimo poder cincuentero e incandescente de sus conciertos. No quiere decir esto ni mucho menos que no sean estupendos (no tenéis más que mirar nuestra lista de los mejores discos de 2012 para comprobarlo), pero, amigos… un directo de este combo británico es una sala de pequeño-medio aforo es de lo mejorcito que uno se puede echar al coleto en los tiempos que corren.

Con unas pintas que cuadrarían perfectamente entre los fotogramas de alguna frikada David Lynchiana (obvias son las similitudes entre el título de lo nuevo de la Revue y el clásico cinematográfico rodado por el director norteamericano en 1990), Jim Jones y los suyos descorcharon su «The Savage Heart» ante una sala Arena (o Marco Aldani, o como sea, que uno ya no se aclara) que se relamió gustoso con las primeras salpicaduras de champaña rocanrolera extra brut, «Where da Money Go?» y «Never Let You Go» -precisamente mis favoritas del disco-, ésta última certeramente coreada por una parroquia que demostró conocer bien la nueva obra del grupo liderado por el ex Thee Hypnotics.

El sonido y la actitud del nuevo pianista, el desgarro vocal de Jones y la chulería primitiva del guitarrista Rupert Orton encendieron la mecha de un concierto que fue pura dinamita, sin un sólo altibajo, y con picos de gloria bendita como el arranque de «Rock’n’Roll Psychosis», que inflamó las ganas de liarla a todo el personal de las primeras filas. Una de las «groupies» -en toda regla, amigos- que había pasado todo el bolo frente al escenario recibiendo miraditas de Jones incluso se acojonó ante el pogo, que misteriosamente la elevó a las tablas dejándola a los pies de Orton, quien por cierto, casi cayó de boca al foso en uno de sus arrebatos para atacar un punteo. Juergaza.

Ya habían sonado «Shoot First», «Burning Your House Down», «It’s Gotta Be About Me» y «7 Times Around the Sun», y el espíritu de los Cramps, de Jerry lee Lewis, de Jon Spencer, de Link Wray, de Charlie Feathers, había invadido la sala. Después de un buen rato recibiendo la invitación del público a lanzarse sobre sus cabezas, Jim Jones finalmente se arrojó a lo Iggy Pop en unos bises endemoniados, «High Horse» y «512», que dejaron exhausta, sudorosa y con una sonrisa en los labios a una audiencia que, para mayor buen rollo de la noche, después pudo alternar un buen rato con los miembros de la banda en el puesto de merchandising. Un ole para la promotora Mercury Wheels, por cierto, que nos trae a este personajazo con rigurosa periodicidad…

Deja una respuesta