TAME IMPALA – «Lonerism»

por

Género: Pop-Rock Psicodélico

Sello: Modular Recordings

8,75/10

Las atmósferas vocales a lo “Sgt. Peppers”/”Revolver” sumergidas en mareantes oleadas de capas yuxtapuestas siguen dándole muchos frutos al australiano que hay detrás de Tame Impala, Kevin Parker, un tipo que parece llamado a ser uno de los grandes creadores de la década.

La insultante creatividad e imaginación de su debut “Innerspeaker” (de 2010, se tomó su tiempo antes de entrar al estudio, pues empezó a dar forma a su banda en 1999), fue una agradable sorpresa para los amantes de la psicodelia de altos vuelos. Ahora, la fórmula sigue intacta, igualmente interesante, aunque con cierta tendencia al pensamiento electrónico y un discurso más expansivo que por momentos es algo disperso.

Su impresionante talento natural para sonar al pop-rock psicodélico de todas las décadas en una misma estrofa es tan polifónico que puede llegar a aturdir en algún momento, pero atravesado el trance no queda más que rendirse a la increíble actualización que borda alrededor de las hechuras fundamentales del género. Desde el fascinante arranque con “Be above it”, una paranoia genial que inevitablemente recuerda al ideario de Animal Collective, “Lonerism” es un disco impregnado de feelings contrapuestos, desde la meditación (“Apocalypse Dreams”) hasta la autoestima terrenal y a pie de calle (“Music to walk home by”, que por cierto tiene un riff parecido a “Solitude is bliss”), con desarrollos que pueden dotarse de tintes sinfónicos –este disco es más King Crimson que el anterior, por decirlo de alguna manera- y seguir teniendo un puntito de garaje, igual que en su debut. Las melodías van atizadas por sintes estridentes y efectos electrónicos que sentencian con opiáceos resultados, si bien puede encontrarse como pega esa creciente insistencia en utilizarlos para enterrar guitarra y bajo en un agujero de lo-fi, lo cual siempre termina siendo menos cálido y adictivo, más aún si cometes el craso error de escucharlo en calidad MP3. Pinchado así, este disco lo pierde todo.

Tiene menos gancho que su predecesor (aquellas “Alter ego”, “Lucidity” o “Expectation”…), pero huele completamente a que es un disco de digestión larga –que no pesada-, con obras maestras indiscutibles como “Apocalypse Dreams”, “Keep on lying”, la tonyiommiana “Elephant” o la joyaza “Mind Mischief”.

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