Entrevista con PORTA: «Desde que estoy en esto del rap, el género se ha liberado»

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No ha debido ser nada fácil el camino recorrido por Christian Jiménez, más conocido como Porta. Irrumpió en el panorama rapero nacional en 2007 con varios temas cocinados a lo juan palomo, en su propia casa, que demostraron que tenía un «flow» de lo más interesante. Al principio todo fueron buenas palabras con él, pero en cuanto alcanzó cierto nivel de fama y se supo que gran parte de sus fans eran quinceañeras, se le colgó el sambenito de «toyaco», un apelativo despectivo que en el mundo del hip-hop significa algo así como que se hace pasar por algo que no es.

Por un lado, tanta crítica feroz podría haberle convertido en un chico escurridizo, receloso. Por otro, los cientos de miles de fanáticos que le siguen podrían haberle hecho volverse demasiado orgulloso. Pero sigue siendo el chaval afable y sin complejos que nos encontramos la primera vez que le entrevistamos, hace cuatro años. Este fin de semana presentó su tercer disco, «Reset», en Barcelona y Madrid.

– Has sacado un disco de 16 canciones. Ahora la gente se corta bastante con hacer discos largos…

– Es que quería hacerlo así, y no de otra manera. Es uno de los motivos por los que discutí con Universal, ellos querían que hiciera un disco de 9 canciones, y luego sacar otro con 13… para así ir estafando al personal y que estuvieran comprando continuamente. Es una estafa total, como tener un producto y venderlo por trozos, cada uno al mismo precio que si lo compraras entero. Obviamente me negué en rotundo, y fue una de tantas diferencias que tuve con esa discográfica.

– Veo que sale rápido el tema de tu salida de Universal (ahora está en al independiente PIAS).

– En la canción «Carta de libertad» hablo de todo esto. Al principio se iba a llamar «Desde dentro», porque la compuse cuando aún no me había ido de Universal.

– Pero tú sabías dónde te estabas metiendo cuando firmaste con ellos…

– Sí, claro que lo sabía. Sabía que lo que ellos quieren por encima de todo es vender, es su negocio, y sabía que en algún momento íbamos a tener diferencias, que me presionarían. Pero no hasta el punto que llegaron, porque en mi contrato se especificaba que artísticamente yo podría hacer lo que quisiera, que no me podían obligar a nada. Ese fue uno de los motivos por los que firmé con ellos. Con el primer disco todo fue muy bien, hicimos mucha promo, todo increíble, pero en «Trastorno Bipolar» empezó la presión. Me dijeron que querían meter una colaboración de un artista de otro estilo, y eso a mí no me apetecía. Si sale de mí, vale, pero que me lo impongan… Luego salió lo de este disco, que, para empezar, me dijeron que no me daban el presupuesto que necesitaba para grabarlo. Estaban dando presupuestos más altos a aristas que habían vendido menos que yo.

– ¿Fue difícil salir de Universal?

-Fue difícil, muy difícil, porque con «Trastorno Bipolar» tuve mucho éxito en Latinoamérica sin su apoyo, y cuando se dieron cuenta de cuánta gente me seguí allí se les iluminó la cara. Llené el Luna Park sin que ellos movieran un dedo para apoyar el concierto, y cuando vieron que agoté las entradas dijeron: «No se venden discos, pero este tío mueve a mucha gente en internet… a lo mejor se le puede explotar con formatos digitales». Luego redujeron plantilla y yo tenía la esperanza de que me echaran, pero no lo hicieron. Estos 3 años de silencio han estado motivados por las disputas que hemos tenido para marcharme. Gracias a los abogados conseguí la carta de libertad. Sólo me queda la espinita de no haber sacado con ellos la canción que habla de todo esto, para ver qué hubieran hecho. Hubiera sido curioso, porque yo tenía libertad artística y no sé qué hubieran hecho…

– Y ahora en PIAS, ¿qué tal?

– He firmado por un disco, el trato no tiene nada que ver. Desde que les conocí todo les pareció bien, un gustazo trabajar con una independiente.

– En tu disco destaca la canción de «Animales Racionales».

La escribí después de ver aquel vídeo en el que una chica tiraba cachorros de perro al río. ¡Cachorros! Me hierve la sangre, no hay nada más indefenso. A los que maltratan animales, me los cargaría a todos…

– En las redes sociales eres muy activo, alguien te ayuda con eso, ¿no?

– No, qué va, todo lo llevo yo.

– Debe ser un trabajo de horas y horas diarias…

– A veces sí, pero es que no me gusta nada que otra persona escriba en mi nombre en Twitter, por ejemplo, me siento falso si hago eso. Lo único que tengo es un administrador de Facebook que se encarga de que nadie la piratee.

– En Latinoamérica eres casi un mesías.

– Sí (risas), me hacen sentir como si fuera una estrella. Supongo que será por el rollo internacional, que causa como más impresión. Allí hay más fanatismo y veneración por la música, de todas formas. En Argentina soy el rapero que más ha llenado, por lo visto. No tengo palabas de agradecimiento para ellos, son increíbles.

– ¿Sigues deseando colaborar con Eminem?

– Sí, es el gran objetivo, la meta (risas), pero no me obsesiono con ello porque es muy complicado, no hay vías de acceso. Si hay suerte y cae, pues genial.

«He sido el que se ha llevado todos los palos, pero bueno, vivo de esto y sé que tiene sus pros y sus contras»

– El título «Reset», ¿va por un sentido social, o más personal?

– Personal. En «Trastorno Bipolar» lanzaba más mensajes sociales, pero me corté un poco con algunos temas, como en «Etiquetas», donde no dije todo lo que pensaba por miedo a liarla demasiado. Ahora vuelvo a mis orígenes, todo me da igual y no me voy a cortar con nada.

¿Cómo ves la escena rap nacional en comparación con la extranjera?

–  En yanquilandia y Francia están a otro nivel, allí es un business muy bestia, sobre todo con los americanos. En España se nota cierta evolución, el rap se está liberando de prejuicios cada vez más, pero aún falta mucho. No hay que ser igual que los demás, pero sí observar qué cosas buenas se pueden tomar como ejemplo.

– ¿Ha cambiado algo la escena de rap desde que empezaste?

– Sí, sí…. No sé si debo decir que soy el causante, o todos los raperos que salimos a la luz hacia 2008, pero el rap ha evolucionado, hay más estilos. Ya no es todo letras sobre la calle, el barrio, sino que muchos raperos expresan sin miedo sus sentimientos, sus vivencias propias. Eso es algo bueno, enriquecedor. Desde que estoy yo, el género se ha abierto mucho, se ha liberado. He sido el que se ha llevado todos los palos, pero bueno, vivo de esto y sé que tiene sus pros y sus contras. De todas formas, como ven que sigo en esto, que me mantengo, cada vez hay menos críticas. A Eminem al principio le pasó igual, que si era un «toyaco», un vendido… y ahora mira, el puto amo.

PUBLICADO POR NACHO SERRANO EN ABC

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