BENJAMIN BIOLAY – “Vengeance”

por

Género: Pop-Folk

Sello: Näive

7,75 / 10

Ya dicen por ahí que es el disco más rockero del cantautor francés. Y bueno, aceptamos barco. Porque la producción tiene un pulso muy decidido, y porque encontramos a un Biolay menos susurrante que nunca, que no quiere enamorar a nadie, sino convencerle con un tono brioso de que ha llegado a una conclusión crucial para una supervivencia digna.

Una conclusión que le ayuda a evitar el desengaño de la “felicidad”, expresada a través de una serie de canciones que tienen un dinamismo y un gancho que sirven en bandeja el éxito de su jugada.

El disco abre con cierto aire épico muy apropiado para el directo. De hecho, suena a directo. A un pop-rock en vivo muy eficaz, con arreglos muy particulares pero siempre acertados, aunque eso sea marca de la casa. El dueto con Vanessa Paradis que sigue después es de lo mejor del álbum, bellísima canción esta «Profit», un poco al estilo de la fusión de contrastes de Lanegan&Campbell, que consigue ese pequeño milagro de que el oyente desee que no acabe nunca.

El eclecticismo, también muy propio de este hombre, se manifiesta exuberante con piezas como “Le Sommeil Atendra”, que suena muy sixties, “Trésor Trésor”, un folk iluminado por la más sana desaprensión, “Linsigne honneur”, disco-hit a la Depeche Mode, o “Belle Époque”, tonada de interesantes mezclas con espíritu negroide muy bailable.

Mucha variedad, sí, pero sin embargo, un único estado anímico ecorre todo el álbum, un humor bañado en esperanza ante lo imposible, y he ahí la “vengeance” de Biolay: sí, el amor eterno es una quimera, una falacia, una lucha perdida, pero no por ello voy a ser tan cobarde de tener deseos de revancha. El rencor es para los estúpidos.

Por eso el giro hacia la oscuridad de la mano de una abrupta intrusión de la electrónica se muestra plena de coherencia. El relato sigue sin fisuras, y secundarios como Carl Barât, Gesa Hansen, Orelsan, Oxmo Puccino o Julia Stone entran en el juego con papeles hechos a medida.

Sorprenden las pocas ganas de complicarse que Biolay ha evidenciado en este disco –aunque eso sí, hay un tema en castellano en el que las pasa canutas para decir cuatro frases-. La sencillez nunca ha sido enemiga de la eficacia, pero materializarlo en canciones no es tan fácil como parece. Y, esta vez, nuestro querido gabacho lo consigue en buena parte del disco. Porque en 14 temas se le cuelan dramas algo obvios como el de “Personne dans mon lit”, que dejan al pastel sin guinda. Pero que no quitan las ganas de repetir, ni mucho menos. Quizá estemos ante el mayor acierto de su discografía.

«Vengeance» se publica el próximo 5 de noviembre.

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