1ª jornada de DCODE: SIGUR ROS y TAB triunfan en una noche marcada por el fiasco de JUSTICE

por

Muchas estrellas internacionales hubo anoche en el Dcode, pero también fue un festival que, como mandan los cánones, tuvo una de esas bandas que entran «de tapadillo» en el cartel, como los madrileños Le Traste, que hacia las cinco y media de la tarde, cuando sólo unos pocos, ya fueran avispados seguidores de la escena de la capital o asistentes que querían amortizar al máximo los 90 euros del abono, dieron un enérgico conciertazo de sabores grunge que por momentos recordó a los grandes tiempos de Pearl Jam. Después llegó el turno de la tropa indie de Granada, con Napoleón Solo y Niños Mutantes, que tuvieron a las primeras legiones de fans cantantes bajo los escenarios. Los primeros tuvieron a su favor un recodo de sombra muy apetitoso para el público, y los segundos, el infalible repertorio de «Náufragos», un último disco muy celebrado por los amigos del pop trabajado.

Daba la impresión, de todos modos, de que aún era demasiado pronto para grandes subidas de adrenalina. Sol y festivaleo no suelen ser buenos socios, menos aún en la primera jornada. Y menos aún para una banda como Dorian, que apeló a la música de baile más que ningún otro grupo de la tarde. Les siguió otro grupo madrileño, Dinero, que fue uno de los que más ganas de arrasar transmitieron. En cuanto su hinchada crezca un poco más, ese rock de alta energía será un fichaje imprescindible para todos los organizadores de citas como esta. Se despidieron a lo grande y bromeando: «¡Vamos peña, a bailar, que no creo que bailéis con Sigur Ros!».

Kings of Convenience, la banda casi de culto procedente de Noruega, subió al escenario grande cuando caía la noche, en un momento en el que algunos ya tenían ganas de marcha, especialmente tras el incendiario cierre del set de Dinero. Los reyes sonaron estupendamente, haciendo confluir sus guitarras en un plácido arroyo de melodías folkies que fue disfrutado por muchos festivaleros.

A Deus los escuchamos desde la distancia -ya saben, si quiere tomarte algo no hay más remedio que salir del» área sablazo», osea, del recinto- y sonaron poderosos y con grandes dotes creativas, diferentes. Fallo por nuestra parte…

A esas horas todavía quedaba mucha, mucha gente por entrar al recinto deportivo de la Universidad Complutense, debido a un considerable colapso de las taquillas para las pulseras. Pero para cuando empezaban The Shoes el festival ya mostraba un aspecto de lo más apetecible para la juerga. Y vaya si la levantaron los tocabotones franceses. La nueva revelación vocal Kimbra, llegada desde Nueva Zelanda, hizo valer su status con arrojo y una estética apabullante mientras los fans de Sigur Ros se iban acomodando para el viaje islandés con la presentación de «Valtari», que fue sencillamente espectacular, galáctica, por momentos incluso algo fuera de lugar en el buen sentido. Profesionales, poderosos, vanguardistas… ninguna queja.

El torbellino sónico de Triángulo de Amor Bizarro fue de lo mejor de la noche. Sonaron mil veces mejor que en su última visita festivalera a la capital -el MTV Beach, si no me equivoco- y demostraron sentirse cómodos y con ganas de dejar huella. «Estamos de puta madre, ¿y vosotros?», certificó Isabel Cea en el tramo final del bolo, que ojalá se hubiese alargado otra media hora… porque el fiasco estaba a punto de llegar.

El dúo electrónico Justice, ya en plena madrugada, salió al escenario grande con el día tonto. Tontísimo. Se aburrieron ellos y aburrieron al personal, que empezó a marcharse incluso antes de que terminaran. Muy mala forma de terminar la primera jornada.

 

Deja una respuesta