BLACK LIPS en el Teatro Lara, crónica de un desparrame anunciado

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Justo antes de entrar a verlos, los miembros de la banda reunida llegamos a pensar que con eso de ser en un teatro, igual nos comíamos un concierto raruno, con la gente escuchando garaje-punk sentada en sus butacas. Ilusos…

Porque hubo pogo, y mucho más que eso en el Teatro Lara de Madrid el pasado martes. Y eso que la cosa empezó regular, con una hora de espera en el hall que si no llega a ser amenizada con cervecitas gratis de parte de SON Estrella Galicia, co-organizadora del bolo, no sabemos cómo hubiera terminado. Al salir los de Atlanta al escenario entendimos el porqué de la espera: Cole Alexander, sin duda el más pieza de entre los piezas, todavía seguía bajo los efectos de dios sabe qué. Los tres primeros temas no sólo sonaron bajísimos de volumen, sino que se vieron destrozados por el guitarrista, que no daba pie con bola. “Cole, ¿cómo vas, colega?”, le preguntaba Ian Saint Pé (segundo guitarra) desde el otro lado de las tablas. Sin embargo el público ya estaba dándolo todo desde el primer tema y eso hizo resucitar de entre los muertos al gamberrete de Alexander.

El buen desparrame ya estaba en marcha, “Family Tree”, “Modern Art”, “Hippie hippie hoorah”, “Go out and get it” “O’ Katrina!”, “Cold Hands”, “Sea of Blasphemy” y otra veintena de perdigonazos pusieron a todo el mundo en marcha y las invasiones al escenario no se hicieron esperar. Lo bueno es que no fue en un momento determinado, con docenas de fans a la vez, sino que cada uno fue subiendo según le venía en gana, para desesperación de los de guardias de seguridad del teatro, que, todo hay que decirlo, lucieron más de una sonrisa en sus labios ante el sorprendente, desenfadado y en ningún momento agresivo espectáculo. Cole le lanzó un besito a uno de ellos poco después de regalarle al público su botella de Jack Daniel’s, que fue vaciada en cuestión de segundos sobre unos cuantos gaznates en una delirante y festivérrima apoteosis garajera.

Cuando sonó “Bad Kids” aprovechamos para subir al escenario y grabar un vídeo –ahí sí nos siguieron unos cuantos como podréis ver, jeje- que registrase el buen rollo que se respiraba. Al final, todo resultó en un concierto de lo más divertido y espontáneo (igual que el atrezzo del grupo, una simple sábana con las palabras «Black Lips» pintadas a grafiti, preciosa punkada) que no destrozó el teatro, a pesar de lo mucho que molestaron sus butacas a la gente de las primeras “filas”. Por cierto, otro detalle: si ya era una idea rara llevar a estos tipejos al Lara, se lleva la palma eso de dejar la escalerita de acceso al escenario desde el patio. Más facilidades para liarla, imposible. Pero como dice la canción de los labios negros, sólo es “Gentle Violence”, hombre…

Ah, y a falta de fotos, buenos son más vídeos…


PUBLICADO POR NACHO SERRANO EN ABC

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