La decadencia del GRAND ROCK

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Hubo un tiempo donde el buen gusto era mayoritario y la querencia por la buena música hicieron del ROCK una revolución (una filosofía y un estilo de vida) y un gran movimiento de masas que se vivía en las calles. Tras las gloriosas décadas de los 60’s y los 70’s, donde surgieron casi todas las grandes figuras y artistas del género, llega la gran explosión del Rock Melódico y el Glam-Metal de los años ochenta, lo que unido a una legión de productores y compositores dedicados en cuerpo y alma a hacer comercial (vendible) el ROCK, y a promocionar el pop de calidad, hizo que el A.O.R (Adult Orient Rock) fuera la banda sonora de una época irrepetible, donde la industria discográfica llegó a facturar cifras astronómicas.

Los condicionantes socio-políticos y económicos

Una devastadora nostalgia me invade cuando escucho toda la buena música que se hizo en los años ochenta, cuando me sumerjo en los discos de Survivor, Journey, Toto, Foreigner, Meat Loaf o Phil Collins (con Genesis y en solitario), o cuando escucho aquellas irrepetibles bandas sonoras como “Calles de fuego”, “Flashdance”, “Dirty dancing” (me ocurre incluso con “Fama” y “Footlose”, a las que siempre consideré más moñas y ligeritas) repletas de canciones diamantinas, protagonizadas por compositores e intérpretes para la posteridad.

No hablaré aquí de algunas de mis bandas de cabecera como Queen, Rush, Black Sabbath, Thin Lizzy, UFO, Y&T, Whitesnake, Rainbow, Judas Priest, Accept o Ozzy Osbourne o de irrepetibles guitarristas como Michael Schenker, Jack E. Lee, John Sykes, Gary Moore, Vivian Campbell, Mick Ronson, Jimmy Page… porque ese trigo ya está muy trillado y cualquier aficionado a la buena música sabe que esas leyendas (y otras muchas) permanecerán para siempre como el cénit del GRAND ROCK.

No es casualidad que 1994 fuera el año de la decadencia del sleazy-glam. En ese año, en las elecciones legislativas y al senado de EE.UU. los republicanos logran la mayoría en ambas cámaras, algo inédito desde la II Guerra Mundial. Se pone en marcha la segunda fase de la ‘Revolución Conservadora’ que dura hasta nuestros días. Debemos añadir que muchas bandas de Hard rock y heavy metal tuvieron problemas en los años ochenta por las presiones de la ultra-conservadora asociación Parents Music Resource Center ‘PMRC’, (Centro de Recursos Musicales para Padres), los cuales los acusaban múltiples veces de ser un género de música muy rudo, con líricas obscenas y despectivas y no apto para menores de edad. Baste recordar los surrealistas juicios a Judas Priest, Twisted Sister y Ozzy Osbourne, acusados de satanismo e incitación al suicidio.

Por otra parte, muchas bandas Sleazy-Glam hicieron público su fervor americanista, expresando simpatías políticas en favor del gobierno de Ronald Reagan. Cuando Bill Clinton, se hace con la presidencia de EE.UU, los medios apuestan por el grunge, que entre sus postulados incluía una cierta visión ecologista y el reciclaje en la forma de vestir, el famoso look ‘dirty-chic’ que proponía el grunge, un estilo ‘sucio-elegante’ confeccionado a base camisas escocesas ‘de leñador’, pantalones cortos y bermudas de diverso tipo, botas militares y ropa adquirida, en general, en tiendas de segunda mano.

Además los managers de los grupos gestionaron pésimamente un tiempo poco favorable, artística y mediáticamente. En la mayoría de los casos, desecharon apostar por productos de ‘marketing estratégico’ tales como discos en directo, acústicos o ‘unplugged’, álbumes de versiones, etc, que les hubiera permitido estirar sus carreras y amplificarlas, a la espera de tiempos mejores. Casos como Mötley Crüe, tras su exitoso álbum «Dr. Feelgood», Guns N’ Roses tras los multimillonarios «Use Your Illusion I» y «Use Your Illusion II» son tipificaciones de manual. Otras bandas como Great White, Queensrÿche, White Lion corrieron idéntica suerte.

Los medios

Otro elemento en la decadencia del A.O.R y del Glam Metal fue el importante rol que tenía la música por televisión que tocaban los éxitos ‘sleazy’, y del rock melódico en general. Ya fuera por oscuros intereses políticos, o por los condicionantes socio-económicos de una nueva generación cuyos gustos eran diametralmente opuestos a lo que había predominado durante los años ochenta, y que venían a derribar todo lo anterior, o por la dinámica agotadora del ‘rock’n’roll way of life’: sexo, drogas y vida disoluta que había hecho mella en muchas de aquellas bandas, el grunge, el punk-rock domesticado, el crossover y más tarde, el nu-metal empezaron a reinar, mandando al ostracismo el alegre carnaval que supusieron los 80’s, el continúo desfile de chupas parcheadas, muñequeras de pinchos y pelos de colores, cardados y encrespados, de los ‘Extraños en el Escaparate’ que dibujaba el poeta urbano Xaime Nogerol. Porque aquí también tuvimos nuestra propia movida y el desfile multicolor de las hordas del extrarradio, demandando democracia, derechos y juerga para tod@s.

A partir de mediados los 90’s ya nada volvió a ser igual. La MTV daba un giro de 180 grados y centraba su atención a las nuevas modas. Las “hair bands” se encontraron constreñidas, cada vez más del relegadas al programa de televisión Headbanger’s Ball. Y casi todas desaparecieron del canal para cuando empezaba el año 1994. Comenzaron a carecer de presencia en las radios y en los medios, en general. Por lo tanto los grupos no tenían una manera clara para alcanzar su audiencia, y comenzó el largo descenso a los infiernos, la decadencia del GRAND ROCK, que con los años (y con ayuda de Internet: con las descargas y los nuevos formatos mp3) alcanzó a toda la industria musical. Surgió una terrible atomización que como una maldición invadió el panorama y sobrevino la era de la mediocridad, de los sonidos enlatados, de la electrónica sedante. El mestizaje se impuso entonces como el nuevo pensamiento único y la buena música (como antaño el jazz, el blues y el soul) quedó relegada a pequeños espacios, a limitadas audiencias. Son los terribles efectos de la globalización, de la sobrecarga de información sobre la gente, con los grandes emporios de la comunicación controlados por oscuros intereses financieros que no permiten que fluya el librepensamiento y el buen gusto, con un MURO bien plantado, la presa de las seis gargantas, sobre nuestras cabezas. No sea que más tarde vayamos a exigir derechos laborales, un salario básico para tod@s y que el estado asegure a todos sus ciudadanos una vivienda digna…

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