¿Festival o veraneo?

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Tras subir en 2011, SOS 4.8 ha bajado la asistencia de público en 16.000 personas en la edición de este año. Rock in Rio ha quitado un día. Sonisphere cambia de recinto. Rock Coast, «aplazado». A pesar de que siguen apostando fuerte sin la ayuda de las subvenciones, se rumorea que la venta de entradas no va precisamente bien para muchos festivales. Y es que no son pocos los que están en la disyuntiva: ¿me dejo 200 pavos en un festival, o ahorro para el veraneo?

Desde que la crisis comenzara a cebarse con los festivales de música el espectador ha venido ganando más y más poder, más peso en las decisiones de los organizadores, forzados a «reinventar» estos eventos tras los severos recortes en las subvenciones. Se están viendo obligados a ofrecer más, en definitiva, aunque no siempre por menos. Lo cual demuestra que el público prefiere calidad antes que ahorro. ¿O no?

Es llamativo que, en una coyuntura a priori desfavorable para la contratación de estrellas internacionales, es decir las más caras, la gran mayoría de festivales siga contando con artistas de relumbrón en sus carteles. Los promotores aseguran que los músicos no están bajando sus cachés -cosa que ya está generando una nueva polémica, a raíz de las recientes declaraciones del ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, defendiendo que los músicos deberían «adaptarse» también a la crisis y «cobrar menos» por sus actuaciones-, pero no están dispuestos a permitir que el derrumbe financiero de las administraciones eche a perder el único negocio de música en vivo rentable. Así que se está haciendo «un gran esfuerzo económico, aunque suponga un poco más de riesgo» -como aseguran desde Live Nation, co-organizadores de Rock in Rio, que trae a Rihanna, Maná y otras luminarias del pop mundial- para que los festivales sigan manteniendo el mismo o mayor nivel de calidad, pues de otra manera «no merecería la pena organizarlos, ya que la gente sólo gasta si hay atractivos fuertes». Apostar por grupos baratos y con menos tirón sería, como coinciden la mayoría de miembros del sector promotor, «un suicidio comercial». Sí sufren esta política, confiesa uno de ellos off the record, «los grupos que no negocian desde una situación de poder», pues se ven obligados a rebajar sus tarifas, a cambio de la compensación que da tener visibilidad en determinados festivales que son muy populares dentro de su escena musical.

Una de las claves para suplir el dinero que ya no llega de los ayuntamientos, además del fortalecimiento del patrocinio privado obviamente, está, como apuntan desde Primavera Sound (Björk era cabeza de cartel este año pero se ha caído), en «buscar formas inteligentes de diversificar las actividades» para ofrecer un catálogo de ocio que anime al espectador a comprar entradas a precios similares o incluso un poco mayores que los de anteriores ediciones. Exposiciones, catas grastronómicas, ciclos documentales, todo vale para hacer aún más jugosas las ya de por sí apretadas agendas festivaleras. Pero la opinión generalizada en el negocio promotor es que lo principal sigue siendo «tener cada noche a dos, o al menos un grupo con una masa fiel, o con un fuerte impacto mediático». Y ahí el público también ha ganado influencia, pues ese impacto mediático ahora se mide a través de las redes sociales. En definitiva, el número de comentarios que genere un artista en Facebook y Twitter puede ser más ventajoso que sus propias ventas de discos a la hora de recibir llamadas de festivales.

No todos han sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Por el camino se quedaron algunos que se hundieron por su propio peso como el Summercase, y otros que no supieron reaccionar a la falta de dinero municipal como el Vigo Transforma, el Mediátic, el T-Shirt o el Sónar Galicia. La edición 2012 de algunos como el Rock in Way sigue en el aire, y otros, como el South Pop Sevilla, han sobrevivido haciéndose bienales. Pero son muchos los que han ido a mejor: Azkena, Sonisphere, Bilbao BBK Live, En Vivo, todos ellos organizados por Last Tour International, son un buen ejemplo. Los cuatro aumentaron la asistencia de público en 2011 y afrontan este año con optimismo apostando por bandas como Ozzy Osbourne, Metallica o Radiohead respectivamente (En Vivo está por anunciar su cartel), es decir, tres tótems de los géneros musicales que suenan en sus recintos. Jazzaldia en San Sebastián, Monegros Desert en Huesca o Low Cost de Benidorm también registraron un subidón en la asistencia de 2011 que les permite ir a por todas este año.Y veteranos como el Sónar se mantienen en cifras estables.

Pero no todo es de color de rosa. Aunque relativamente anecdóticos, hay recortes en los festivales. Rock in Rio, por ejemplo, ha reunido en uno los dos primeros días de conciertos que había anunciado inicialmente (los artistas del 29 junio pasan al cartel del día 30), y otros macroconciertos como el FIB (este año con Bob Dylan y la reunión de Stone Roses como principales reclamos) y el SOS 4.8 (que ha traído a Pulp y Gossip, entre otros) han empezado a cobrar por los programas de mano. Pero mientras unos suben de precio, otros bajan, y mucho. Festivales como el Rock Coast de Santa Cruz de Tenerife han lanzado ofertas anti-crisis de dos por uno en los abonos (que no han servido para nada, pues ha sido aplazado), otros como el Viña Rock han llegado a rebajar hasta los 25 euros el precio de la entrada para todas las jornadas, y no son pocos los que ofrecen descuentos a parados.

Todo vale, excepto flojear con el cartel. No fracasa el festival caro, sino el que no trae a grupazos de primer orden. Por eso, los que antes esperaban a que les bendijese el maná de las arcas municipales, ahora han tornado su mirada hacia el verdadero protagonista, el público. Se hace lo que él quiera, pero con una condición: las promotoras ahora tienen todas, absolutamente todas sus esperanzas puestas en los fans, necesitan que no les fallen porque ya no hay botes salvavidas. Esperemos que las cifras del Estrella Levante SOS 4.8 celebrado este fin de semana, razonables pero no para tirar cohetes (64.000 visitantes frente a 80.000 de 2011, según Europa Press) no sean un mal augurio.

Este año, si el público no responde, habrá batacazos muy pero que muy gordos en el circuito de festivales.

(Reportaje publicado en ABC)

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