Casi siempre exageramos un poquito cuando al hablar de tal o cual músico, decimos que era «uno de los más grandes», pero con Buddy Rich no hay vuelta de hoja. Todos esos bateristas a los que llamamos «grandes» saben que él es de los pocos que realmente tiene plaza en el Olimpo de la percusión. Cuenta la leyenda que con sólo un añito, marcó un perfecto beat con dos cucharas en la bandejita de su silla de bebé. Su padre, un artista de vodevil, vio su potencial e hizo todo lo que pudo para dar alas a la evidente genialidad del crío, que terminó siendo el batería más imaginativo de su tiempo. Figura ilustre del jazz, Rich contó con una increíble lista de seguidores -tanto entre la crítica como en el artisteo de la época (Sinatra le adoraba, por poner un ejemplo)- que defendían su reinado frente a Gene Krupa.
Tocó con los mejores jazzistas del mundo desde mediados de la década de los 30, y en 1966 formó su propia Big Band con la que recorrió el mundo hasta su muerte, el 2 de abril de 1987. Ahora, sus manos descansan en un cementerio de Los Angeles. Si nunca las habías visto en acción, dale al play y agárrate.
Recomendamos encarecidamente que veáis la Excavación bis de hoy: la imapagable batalla de baterías de Rich con Jerry Lewis en un show televisivo de 1965.
En Cuba había escuchado hablar de Buddy Rich, incluso algunas veces estudié con uno de sus libros que un amigo tenía. Cuando llegué a USA y pude ver los videos de ese maestro, tanto me impactó, que sin dejar de reconocer la extrema calidad de otros bateristas, creo que ha sido el mejor de todos. A un lado de mi buró, donde siempre puedo verla, tengo una foto suya sentado al instrumento y cada vez que tengo oportunidad, disfruto de sus videos. También tengo, junto a su foto, un par de baquetas con su firma, que nunca he usado ni usare; claro, son baquetas ordinarias de las que venden en las tiendas de música y que cualquiera puede tener, pero las tengo como tributo y me complace.
¿Tienes unas baquetas firmadas por Buddy Rich? Póngalas en un cofre, dibuje un mapa y entiérrelas!