Crítica: JUDITH MATEO «Ashes»

Género: Folk-Rock

Sello: Warner

PUNTUACIÓN: 7

Una nueva diva emerge con fuerza en el panorama del folk-rock. La violinista Judith Mateo, compañera de fatigas y escenarios durante el pasado año del trovador José Carlos Molina (Ñu) edita su tercer álbum en solitario, un plástico muy elaborado y enraizado en la tradición irlandesa, que se sumerge también en el rock clásico por derecho.

A pachas con su marido, Danny Boyle (vocalista en los temas cantados del disco), Judith Mateo se va alicatando una sólida e inteligente carrera. Como las cenizas que se llevó el viento, como el polvo cósmico que nos acompañó en ese mágico espejismo de los años ochenta, “Esos sueños que viví”, rodeada de los mejores músicos de sesión (Osvi Grego-guitarras, Bonb Painter-teclados y programación, Eva Reina-rapeados varios) esta dama se presenta como una trapecista en el alambre, domadora de leones (de la pálida industria musical) que hay que reconstruir y hacer pasar por el aro.

Entrados en materia, nos encontramos tonadas irlandesas muy bailables (y radiables) como “Raggle” o “The devil is dead”, instrumentales que salen del corazón: “Devil”, “Sept.97”, “Bollywood”, “Una sidrina” y “Walk alone”, de temática diversa: de la bruma irlandesa a la factoría de sueños hindú, envueltos en un hipnótico sitar, con parada obligada en los verdes valles asturianos donde germina el dulce licor de manzana que se escancia en las celebraciones populares, hasta llegar al tuétano: “De fiestas”, una composición de José Carlos Molina donde Jethro Tull y Deep Purple se fusionan alegremente, sin olvidarnos, claro está, de “Dust in the wind”, la versión de Kansas que Judith aborda sin complejos. En definitiva, un disco muy variado y ameno que hará las delicias tanto de los amantes del folk como los del rock.