Crónica – BUNBURY en La Riviera (1 de febrero, Madrid)

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Bunbury se licencia con honores

(Fotos cortesía de MUSICAZUL)

Investiga que investiga, Bunbury ha ido encontrando territorios en los que plantar su bandera con orgullo y autenticidad, un doblete nada fácil. El miércoles desplegó el repertorio rancheril de “Licenciado Cantinas”, su último disco, y todo pareció sentarle como un guante. Una expedición por los Méxicos musicales que le reafirma como artista inquieto, inconforme, pero también extremadamente riguroso y verosímil en su búsqueda. 
Porque el señor Ortiz de Landázuri es un músico que no pisa nuevo suelo sin dejar huella. Así no tendría sentido moverse del sitio. Por eso se pone más Bunbury que nunca con estas canciones, en las que tiene que coger impulso para saltar nada menos que un océano entero.
Salió Bunbury a grandes pasos al escenario, y a mayores aplausos fue recibido. No puede quejarse de sus seguidores el zaragozano. Si ven que se entrega, ellos se entregan aún más, trazando un feliz círculo vicioso que ayer terminó en apoteósico final.

El director de orquesta fue ovacionado a la primera de cambio: “¡Enrique, Enrique!” resonaba en una sala que, aún sin llenar, estuvo en plena ebullición. Bunbury enseguida entró en harina, agradeciendo estar “otra vez en un lugar como La Riviera, donde os veo las caras”, en lugar de ese Palacio de Deportes en el que la distancia con el público se hace demasiado grande.

Bunbury redondeó una primera cita que debería poner los dientes muy largos a los que tienen entradas para las siguientes

Quizá sea una declaración de intenciones haber preferido organizar cuatro noches en la sala del Manzanares, igual que no escatimar en músicos -hasta siete anoche- en tiempo de crisis. Las canciones son lo primero para el zaragozano, y lo segundo el público, así que todo se hace en las mejores condiciones. Habla de usted a su audiencia, y uno se da cuenta de que hasta se agradece ese respeto caballeroso. Y es que la actitud profesional de Bunbury no suele verse en otros artistas.
Entusiasmado con los cánticos de sus fieles, presentó a su amigo Alfa (ex Buenas Noches Rose y ex Le Punk), con quien se marcó un espléndido dueto que fue uno de los momentos más festivos de la velada.

Y con incursiones en “El viaje a ninguna parte”, y el finísimo boogie de «Soy el hombre delgado que no flaqueará jamás» redondeó una primera cita que debería poner los dientes muy largos a los que tiene entradas para las siguientes. El buen oficio, el buen sonido, y la entrega de Bunbury están asegurados.

 

Y he aquí un vídeo que refleja bastante bien los momentos jefe de Bunbury en La Riviera:

Crónica publicada por Nacho Serrano en ABC el 2 de febrero de 2012

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