Crónica – CHARLES BRADLEY en Primavera Club (Caracol, Madrid, 22 de noviembre)

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Exitazo total en la primera jornada de San Miguel Primavera Club anoche en Madrid, por motivo doble. Primero, el lleno absoluto en la sala Caracol, segundo, la apabullante demostración de calidad y oficio del inaugurador del ciclo, Charles Bradley (no llegamos a Little Barrie, los teloneros), un tipo cuya historia enternece a la vez que asombra: Pasó la mayor parte de su vida trabajando como cocinero en diferentes ciudades de Estados Unidos, y cantando como hobby. Pero una noche de suerte en Brooklyn hace que la gente de Daptone Records, el sello actual de soul por antonomasia, decida profesionalizarlo a sus 62 años y publicar sus trabajos a través del subsello Dunham.

El resultado es “No Time For Dreaming”, un debut que no desentonaría en los mejores tiempos de la música negra, y que anoché llenó la Caracol con un aterciopelado batido de soul y funk.

La profundidad e infalibilidad de la voz de Bradley, su saber hacer sobre las tablas -sus personalísimos bailes llegaron a parecer pasos de flamenco en algún instante- y su agradecido sentido del espectáculo fueron un regalo, un obsequio que convirtió una noche de martes cualquiera en una de las veladas del año.

Fuimos testigos de la interpretación de prácticamente todas las piezas de su disco, y aunque para nuestra desgracia no pudimos quedarnos todo el concierto -por razones que no vienen al caso-, lo que vimos fue más que suficiente para confirmar que este tipo es un prodigio.

Delicado y seductor en el soul -cómo ligaba con las primeras filas, el tío-, sudoroso y arrebatador en el funk, pareció disfrutar como alguien que aún no está quemado por la carretera, como un novato… porque es lo que es, a sus 62 años. Al menos como artista que gira fuera de su país. Aunque quizá hubiese dado el mismo concierto si llevase 4 o 5 décadas en esto… así de profesional nos pareció.

 

 

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