«En España es casi imposible sancionar a quien descarga contenidos de forma ilegal»

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Así lo asegura el diario británico «The Economist», que critica las diferencias en la regulación sobre la piratería en Internet y asegura que, mientras que en países como Alemania es «sencillo» sancionar a quien descarga contenidos de la Red de forma ilegal, «en España es casi imposible». Estas diferencias son las que explican, según la revista británica, que haya países en los que la piratería está muy extendida, mientras que en otros este tipo de actividad es casi inexistente. «El resultado es que las grandes firmas musicales han recortado sus operaciones en España», dice la revista en el artículo, titulado «Señalando a los piratas».No obstante, la publicación defiende en un artículo publicado en su último número que más allá de la dureza de las leyes, la razón principal que explica esta situación es la «cultura» que existe en cada país. «En unos, copiar se ve como un robo, en otros no», señala. «The Economist» apunta que la expansión de la piratería en España está provocando un desplome en las ventas de música, tanto en CD como a través de la Red, y, en consecuencia, las distribuidoras están mermando su presencia en el país.

Además, la publicación británica sostiene que las compañías están dejando España y se están marchando a otros países, como Corea del Sur, que ya se ha convertido en el duodécimo mayor país en ventas del mundo, justo por detrás de España. Sin embargo, el país asiático se encuentra en las antípodas de España en la lucha contra la piratería, ya que «es el país con las leyes antipiratería más duras del mundo». Según la revista, la industria coreana superará a la española este año.

El artículo de «The Economist» está ilustrado con un dibujo que muestra a tres personas escuchando música, dos de ellas con un parche en el ojo y media cara sin piel mostrando el cráneo. Situada entre ellas aparece una joven asiática sin ninguna prenda de ropa que simule ser una pirata. Una de las dos personas que llevan el parche en el ojo y media cara como una calavera lleva en el corazón una chapa con la bandera de España; la otra lleva la bandera rusa. Por su parte, la joven que no es pirata lleva el escudo de Corea del Sur.

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