Entrevista – MARONDA: “Vamos a grabar otro disco, y será más psicodélico»

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Ya van haciéndose un nombre en el panorama nacional de pop-rock independiente, y con mucha justicia porque su debut, «El Fin del Mundo en Mapas», es de toma pan y moja, con una lista de temas en la que la brillantez es la norma. Marc Greenwood (de La Habitación Roja, que sigue en plena actividad como él mismo nos recuerda) se ha unido al músico valenciano Pablo Maronda en este bonito proyecto que, a partir del rescate de ciertos usos referenciales de la música española de décadas pasadas, lanza hacia el presente un álbum totalmente contemporáneo -en uno de los pocos sentidos positivos que le queda a la palabra-. Quedamos con ellos en el Espacio UFI de Madrid, que nos cedió amablemente su local de la Plaza Matute para entrevistarles y grabar una pequeña sesión acústica en la que nos tocan su primer single, “Cambiada”.

¿Qué sensación os ha dejado este disco? ¿Hay ganas de más?

(Pablo) Yo grabaría otro, ya mismo.

(Marc) Y otro, y otro…

Brindo por ello. ¿Cuánto tiempo os ha llevado terminarlo?

(P) Dos años, pero muy espaciados. Igual grabábamos siete días, descansábamos dos meses, quedábamos otros diez, volvíamos a parar… Todo en un estudio muy casero, a gustito, escuchando mucha música mientras tanto.

Tocabas estos temas en plan folkie, hasta que te decidiste a vestirlas un poco más, ¿no es así?

(P) Sí, las iba tocando por ahí con mi guitarra acústica, y si te soy sincero no pensaba en que algún día se transformarían. En eso Marc tuvo mucho que ver. Nos conocíamos desde hacía tiempo, y después de escucharlas varias veces me propuso grabarme. De forma natural empezó a involucrarse más y más, y al final lo hemos terminado haciendo juntos.

(M) Y las canciones fueron creándose sobre la marcha, partiendo bastante desde la batería y los arreglos de cuerda, y construyendo lo demás desde ahí.

Vuestra inspiración sesentera no va hacia los clásicos británicos o norteamericanos, sino a nuestras bandas de la época, y que se note tanto demuestra que éstas tenían unas señas de identidad muy fuertes, aunque se inspiraran en lo anglosajón.

(P) Lo que he hecho sería como copiar lo que copiaron ellos, un poco al estilo de cómo lo hicieron ellos, más que copiarles a ellos directamente. Pero me gustan las letras de muchos grupos de rock españoles, así como muy cortas, muy zen. Quise hacer algo así, pero empleando otro lenguaje, sin rollos impostados.

«Las letras de muchos grupos de rock españoles de los 60 eran muy zen»

¿En algún momento pensasteis en cómo quedarían en inglés?

(P) No, jamás, no me gusta nada componer en inglés.

(M) El castellano puede darte problemas con algunas frases, y no queda tan “bonito” a veces, pero la letra siempre te queda más personal, y eso es lo más importante creo yo. Cuando escucho un grupo de aquí que cantan en inglés, por norma general me cuesta creérmelo. ¡Pero si el 90 por ciento de la gente que te va a escuchar habla en español!

(P) Y ya no sólo por el público, a mí me parece mucho más bonito componer en español. Y yo me pregunto, ¿por qué casi nadie se plantea hacer las películas españolas en inglés? ¿Por qué en el cine es distinto?

Curioso planteamiento… Volviendo al disco, en el tema “Control” hay como un salto a los 90 ¿no?

(M) Sí, es muy Pixies…

¿El orden de las canciones plantea alguna especie de “viaje” a través de las etapas del pop-rock español?

(P) Es verdad, empieza muy sesentas y luego va avanzando a cosas ochenteras, noventeras…

(M) Aunque luego al final vuelve un poco a lo sesentero.

Pues eso, como un viaje hasta ahora, el revival sesentero.

(P) Ja, ja, pues casi.

Está claro que en vuestra música hay muchas influencias de los sesenta, que han sido comentadas en vuestras entrevistas: The Byrds, Los Brincos, etc… a mí además me ha parecido ver detalles muy Love en algunos arreglos de cuerda.

(M) Joder, nos alegra mucho que lo digas porque es cierto.

(P) ¡Hombre! Me encanta, sí, sí, por supuesto, de hecho hay canciones que tenemos por ahí que son un rollo muy “Forever Changes”. Me gusta mucho el “Forever”, el “Da Capo”, el primero, incluso el “Four Sail” es una barbaridad. La batería de “August” es una maravilla…

Y con esas canciones, ¿qué vais a hacer? ¿Un EP o algo?

(P) No, directamente un disco, que va a ser más psicodélico.

(M) Si es que teníamos 40 canciones, hay muchas cosas por ahí, algunas parecidas a las que hemos publicado y otras no. Con “El fin del mundo en mapas” no hemos hecho un disco conceptual, en el que algunas canciones no tuvieran cabida por la temática. Simplemente han entrado las mejores.

Pues el disco deja un pequeño poso de “conceptual”.

No es conceptual en el rollo progresivo de “tierra, agua, aire y fuego” y cosas así, pero sí tiene un hilo argumental, que es el de una relación que empieza, que se va desarrollando con todos sus bandazos emocionales, y que termina.

Y la moraleja parece ser que, por debacle amorosa que haya, después surge la oportunidad.

(P) Claro, creo no haber dejado nada de pesimismo en las letras, o como mucho un pesimismo contenido, racional, que te saca adelante.

(M) Es que las letras reflejan cómo funcionan realmente las cosas de pareja, las cosas suelen ser así.

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