ARCADE FIRE, todavía algo verdes para el rock de estadio

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Antes de que las hordas indies se nos echen encima, hagamos una aclaración. El concierto del sábado en el Palacio de Deportes de Madrid fue muy bueno. Pero tuvo algunos, o bastantes altibajos de intensidad. Cierto, casi todos los momentos de ir a por cerveza venían con las interpretaciones de «The Suburbs», y lo más normal es que el disco que se presenta todavía no haya calado del todo en la hinchada. Pero, ¿visteis cómo reaccionaba la gente con «Uprising» en el último concierto de Muse, con «Rock’n’roll train» en el de AC/DC, «Viva la vida» en el de Coldplay, «Get on your boots» en el de U2 o, por citar a alguien de aquí aunque la comparación sea absurda, «Antes de que cuente diez» de Fito? Eso es rock de estadio: intensidad constante, desbordante. Y eso no lo hubo en el show de Arcade Fire.

No creo que fuera cosa de los músicos. Ellos estuvieron muy bien en su papel, dando la nota sólo en los momentos justos, como cuando Régine Chassagne se quedó bailando sola en el escenario, con el tema ya terminado pero todavía cantado por el público. Creo que su música hubiera sido una experiencia bestial en una distancia más corta. Y no lo creo en el caso de Muse, por ejemplo. Ni de coña.

«Ready to start» abrió la noche de un modo algo tibio, y no me digan que no es una canción como para que todo el recinto hubiera estallado. No ocurrió, y los dos temas siguientes -«Month of may» uno de ellos- tampoco prendieron la mecha. Cuando llegó «No cars go» la reacción de la masa sí puso los pelos de punta, pero duró unos segundos. En un recinto más pequeño ese momento seguramente se habría eternizado, porque no, esto no acaba de ser perfecto para un estadio. Y menos, por cierto, con un sonido como el de ayer, cuya calidad quedó bastante lejos de lo exigido por la ocasión.

«Neighborhood #3 (Power out)», «Rebellion (Lies)», y «Wake up» dieron por terminada la velada, y pocos quedaron insatisfechos. Seguro que en las primeras filas incluso acabaron llorando. Pero de lejos, la palabra apoteósico no vino a la mente. Y no porque no se le echase voluntad…

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